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24 de Marzo
 

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Deuteronomio 2

Israel en el desierto

»Luego dimos la vuelta y regresamos por el desierto hacia el mar Rojo,[a]tal como el Señor me había indicado y, durante mucho tiempo, anduvimos de un lugar a otro en la región del monte Seir.

»Finalmente el Señor me dijo: “Ya han estado vagando lo suficiente por esta zona montañosa; ahora diríjanse al norte. También da las siguientes órdenes al pueblo: atravesarán el territorio de sus parientes, los edomitas, los descendientes de Esaú, que viven en Seir. Los edomitas se sentirán amenazados, así que vayan con cuidado. No los molesten, porque yo les he dado como propiedad toda la zona montañosa que rodea el monte Seir, y a ustedes no les daré ni un metro cuadrado de esa tierra. Páguenles por todo el alimento que necesiten para comer y también por el agua para beber.Pues el Señor Dios de ustedes los ha bendecido en todo lo que han hecho. Él les ha cuidado cada paso que han dado por este inmenso desierto. En estos cuarenta años, el Señor su Dios los ha acompañado, y no les ha faltado nada”.

»Entonces pasamos de largo el territorio de nuestros parientes, los descendientes de Esaú, que viven en Seir. Evitamos el camino que pasa por el valle del Arabá, que sube desde Elat y Ezión-geber.

»Luego, cuando nos dirigimos hacia el norte por la ruta del desierto que atraviesa a Moab, el Señor nos advirtió: “No molesten a los moabitas, descendientes de Lot, ni comiencen una guerra contra ellos. A los moabitas les he dado la ciudad de Ar como propiedad y a ustedes no les daré nada de su tierra”».

10 (Una raza de gigantes conocida como los emitas vivió en una época en la región de Ar. Eran tan fuertes, altos y numerosos como los anaceos, otra raza de gigantes. 11 A los emitas y a los anaceos también se les conoce como refaítas, aunque los moabitas los llaman emitas. 12 Antiguamente los horeos vivían en Seir, pero fueron expulsados y desplazados de esa tierra por los descendientes de Esaú, de la misma manera que Israel expulsó a los habitantes de Canaán cuando el Señor le dio la tierra de ellos).

13 Moisés siguió diciendo: «Entonces el Señor nos dijo: “Pónganse en marcha. Crucen el arroyo Zered”. Así que cruzamos el arroyo.

14 »¡Treinta y ocho años pasaron desde que partimos por primera vez de Cades-barnea hasta que cruzamos finalmente el arroyo Zered! Para entonces, todos los hombres con edad suficiente para ir a la guerra habían muerto en el desierto, tal como el Señor juró que sucedería. 15 El Señor los hirió hasta que todos quedaron eliminados de la comunidad.

16 »Cuando todos los hombres con edad para ir a la guerra murieron, 17 elSeñor me dijo: 18 “Hoy cruzarán la frontera con Moab por la ciudad de Ar 19 y entrarán en la tierra de los amonitas, que son descendientes de Lot; pero no los molesten ni comiencen una guerra contra ellos. A los amonitas les he dado el territorio de Amón como propiedad y a ustedes no les daré ninguna parte de la tierra de ellos”».

20 (Antiguamente, a esa región se le consideraba la tierra de los refaítas, porque ellos habían vivido allí, aunque los amonitas los llamaban zomzomeos.21 También eran fuertes, altos y numerosos como los anaceos. Pero el Señordestruyó a los refaítas para que los amonitas se apoderaran de la tierra de ellos. 22 Lo mismo hizo por los descendientes de Esaú, que vivían en Seir, pues destruyó a los horeos para que los de Esaú pudieran establecerse allí. Los descendientes de Esaú viven en esa tierra hasta el día de hoy. 23 Algo parecido sucedió cuando los caftoritas de Creta[b] invadieron y destruyeron a los aveos, que habían vivido en aldeas en la región de Gaza).

24 Moisés siguió diciendo: «Entonces el Señor dijo: “¡Pónganse en marcha! Crucen el valle del Arnón. Miren, les voy a entregar al amorreo Sehón, rey de Hesbón, y también a su tierra. Atáquenlo y comiencen a apoderarse de su territorio. 25 A partir de hoy, haré que los pueblos de toda la tierra sientan terror a causa de ustedes. Cuando oigan hablar de ustedes, temblarán de espanto y de miedo”».

Victoria sobre Sehón, rey de Hesbón

26 Moisés siguió diciendo: «Desde el desierto de Cademot mandé embajadores a Sehón, rey de Hesbón, con la siguiente propuesta de paz:

27 “Permítanos atravesar su territorio. Nos quedaremos en el camino principal y no nos desviaremos por los campos ni a un lado ni al otro.28 Véndanos alimentos para comer y agua para beber, y le pagaremos. Solo queremos permiso para pasar por su territorio. 29 Los descendientes de Esaú, que viven en Seir, nos permitieron pasar por su tierra, y lo mismo hicieron los moabitas, que viven en Ar. Déjenos pasar hasta que crucemos el Jordán y lleguemos a la tierra que el Señor nuestro Dios nos da”.

30 »Pero Sehón, rey de Hesbón, no nos permitió cruzar, porque el Señor Dios de ustedes hizo que Sehón se pusiera terco y desafiante, a fin de ayudarlos a derrotarlo, tal como lo hizo.

31 »Así que el Señor me dijo: “Mira, he comenzado a entregarte al rey Sehón y a su tierra. Empieza ya a conquistar y a poseer su territorio”.

32 »Entonces el rey Sehón nos declaró la guerra y movilizó sus fuerzas en Jahaza. 33 Sin embargo, el Señor nuestro Dios lo entregó en nuestras manos, y lo aplastamos a él, a sus hijos y a todo su pueblo. 34 Conquistamos todas sus ciudades y los destruimos a todos por completo:[c] hombres, mujeres y niños. No dejamos a nadie con vida. 35 Nos llevamos todo su ganado como botín, junto con todas las cosas de valor que había en las ciudades que saqueamos.

36 »El Señor nuestro Dios también nos ayudó a conquistar Aroer, que está al límite del valle del Arnón, al igual que la aldea situada en el valle junto con todo el territorio que se extiende hasta Galaad. Ninguna ciudad tenía murallas lo suficientemente fuertes para detenernos. 37 Sin embargo, evitamos pasar por la tierra de los amonitas, a lo largo del río Jaboc, y también por las ciudades de la zona montañosa, o sea todos los lugares que el Señor nuestro Dios nos ordenó no tocar.

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Deuteronomio 3

Victoria sobre Og, rey de Basán

»Luego dimos la vuelta y nos dirigimos a la tierra de Basán, donde el rey Og nos atacó en Edrei con todo su ejército. Pero el Señor me dijo: “No le tengas miedo, porque yo te he dado la victoria sobre Og y sobre todo su ejército, y te daré todo su territorio. Trátalo de la misma manera que trataste a Sehón, rey de los amorreos, quien gobernaba en Hesbón”.

»Así que el Señor nuestro Dios nos entregó al rey Og y a toda su gente, y los matamos a todos. No quedó nadie con vida. Conquistamos cada una de las sesenta ciudades del reino, es decir, a toda la región de Argob, dentro de Basán. No dejamos ni una sola ciudad sin conquistar. Esas ciudades estaban fortificadas con murallas altas y portones con rejas. Al mismo tiempo, también conquistamos muchas ciudades que no estaban amuralladas.Destruimos por completo[a] el reino de Basán, de la misma manera que habíamos destruido a Sehón, rey de Hesbón. En cada ciudad conquistada, aniquilamos a toda la gente, tanto hombres como mujeres y niños. Pero nos quedamos con todos los animales y nos llevamos el botín de todas las ciudades.

»Por lo tanto, nos apoderamos de la tierra que pertenecía a los dos reyes amorreos del oriente del río Jordán, desde el valle del Arnón hasta el monte Hermón. (Los sidonios llaman Sirión al monte Hermón, mientras que los amorreos lo llaman Senir). 10 Para entonces ya habíamos conquistado todas las ciudades de la meseta y todo el territorio de Galaad y de Basán, aun hasta llegar a las ciudades de Salca y de Edrei, que formaban parte del reino de Og, en Basán. 11 (Og, rey de Basán, fue el último sobreviviente de los gigantes refaítas. Su cama era de hierro y tenía más de cuatro metros de largo y casi dos de ancho.[b] Aún hoy se puede ver en la ciudad amonita de Rabá).

La división de la tierra al oriente del Jordán

12 »Cuando tomamos posesión de esa tierra, les di a la tribu de Rubén y a la de Gad el territorio que está pasando Aroer, a lo largo del valle del Arnón, y también la mitad de la zona montañosa de Galaad junto con sus ciudades.13 Después le entregué a la media tribu de Manasés el resto de Galaad y todo Basán, que era el antiguo reino de Og. (A toda esa región de Argob, en Basán, se le conocía como la tierra de los refaítas. 14 Jair, uno de los líderes de la tribu de Manasés, conquistó toda esa región de Argob, en Basán, hasta llegar a la frontera con los gesureos y maacateos. Jair le puso su propio nombre a la región, es decir, la llamó Ciudades de Jair,[c] y así se le conoce hasta el día de hoy). 15 Le di Galaad al clan de Maquir; 16 pero también di parte de Galaad a la tribu de Rubén y a la de Gad. La región que les entregué se extiende desde el medio del valle del Arnón, al sur, hasta el río Jaboc, en la frontera amonita.17 También recibieron el valle del Jordán, es decir, todo el trayecto desde el mar de Galilea hasta el mar Muerto,[d] donde el río Jordán servía de límite occidental. Hacia el oriente estaban las laderas del monte Pisga.

18 »En aquel tiempo, les di la siguiente orden a las tribus que iban a vivir al oriente del Jordán: “Por más que el Señor su Dios les haya dado esta tierra como propiedad, todos sus hombres de guerra deberán cruzar el Jordán delante de sus hermanos israelitas, armados y listos para ayudarlos; 19 pero a sus esposas e hijos, y la gran cantidad de animales que tienen podrán dejarlos en las ciudades que les di. 20 Una vez que el Señor les haya dado seguridad a los demás israelitas —como ya lo ha hecho con ustedes— y cuando ellos tomen posesión de la tierra que el Señor su Dios les da del otro lado del río Jordán, entonces todos ustedes podrán volver aquí, a la tierra que les he dado”.

A Moisés se le prohíbe entrar en la Tierra Prometida

21 »En aquel tiempo, le di a Josué la siguiente orden: “Tú viste con tus propios ojos todo lo que el Señor tu Dios les hizo a esos dos reyes. Él hará lo mismo con todos los reinos situados al occidente del Jordán. 22 No tengas miedo de esas naciones, porque el Señor tu Dios peleará por ustedes”.

23 »En aquel tiempo, le rogué al Señor: 24 “Oh Señor Soberano, a mí, tu siervo, recién has comenzado a mostrar tu grandeza y la fuerza de tu mano. ¿Acaso hay otro dios en el cielo o en la tierra que pueda hacer cosas tan grandes y poderosas como las que haces tú? 25 Te pido, por favor, que me permitas cruzar el Jordán para ver esa tierra maravillosa que hay del otro lado, la bella zona montañosa y los montes del Líbano”.

26 »Pero el Señor estaba enojado conmigo por culpa de ustedes y no quiso escucharme. “¡Ya basta! —exclamó—. Ni una sola palabra más sobre ese asunto. 27 Pero sube a la cima del monte Pisga y mira la tierra en todas las direcciones. Mírala bien, pero no cruzarás el río Jordán. 28 Por lo tanto, encarga a Josué y dale ánimo y fuerzas, porque él guiará al pueblo en el cruce del Jordán. Les dará como posesión toda la tierra que ahora ves frente a ti”.29 Así que nos quedamos en el valle que está cerca de Bet-peor.

 

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Lucas 6:12-38

Jesús escoge a los doce apóstoles

12 Cierto día, poco tiempo después, Jesús subió a un monte a orar y oró a Dios toda la noche. 13 Al amanecer, llamó a todos sus discípulos y escogió a doce de ellos para que fueran apóstoles. Sus nombres son los siguientes:

14 Simón (a quien llamó Pedro),
Andrés (hermano de Pedro),
Santiago,
Juan,
Felipe,
Bartolomé,
15 Mateo,
Tomás,
Santiago (hijo de Alfeo),
Simón (a quien llamaban el zelote),
16 Judas (hijo de Santiago),
Judas Iscariote (quien después lo traicionó).

Multitudes siguen a Jesús

17 Cuando descendieron del monte, los discípulos se quedaron con Jesús en un amplio lugar llano, rodeados de muchos seguidores y de las multitudes. Había gente de toda Judea y Jerusalén, y de lugares tan al norte como las costas de Tiro y Sidón. 18 Habían llegado para oírlo y para ser sanados de sus enfermedades; y los que eran atormentados por espíritus malignos[b] fueron sanados. 19 Todos trataban de tocarlo, porque de él salía poder sanador, y los sanó a todos.

Las bienaventuranzas

20 Entonces Jesús se volvió hacia sus discípulos y les dijo:

«Dios los bendice a ustedes, que son pobres,
    porque el reino de Dios les pertenece.
21 Dios los bendice a ustedes, que ahora tienen hambre,
    porque serán saciados.
Dios los bendice a ustedes, que ahora lloran,
    porque a su debido tiempo reirán.

22 Qué bendiciones les esperan cuando la gente los odie y los excluya, cuando se burlen de ustedes y los maldigan, como si fueran gente maligna, porque siguen al Hijo del Hombre. 23 Cuando les suceda eso, pónganse contentos. ¡Sí, salten de alegría, porque les espera una gran recompensa en el cielo! Y recuerden que los antepasados de ellos trataron a los antiguos profetas de la misma manera.

Tristeza anunciada

24 »Qué aflicción les espera a ustedes, los que son ricos,
    porque su única felicidad es aquí y ahora.
25 Qué aflicción les espera a ustedes, los que ahora están gordos y prósperos,
    porque tienen un horrible tiempo de hambre por delante.
Qué aflicción les espera a ustedes, los que ahora se ríen,
    porque su risa se convertirá en luto y dolor.
26 Qué aflicción les espera a ustedes, los que son elogiados por las multitudes,
    porque sus antepasados también elogiaron a falsos profetas.

El amor hacia los enemigos

27 »A los que están dispuestos a escuchar, les digo: ¡amen a sus enemigos! Hagan bien a quienes los odian. 28 Bendigan a quienes los maldicen. Oren por aquellos que los lastiman. 29 Si alguien te da una bofetada en una mejilla, ofrécele también la otra mejilla. Si alguien te exige el abrigo, ofrécele también la camisa. 30 Dale a cualquiera que te pida; y cuando te quiten las cosas, no trates de recuperarlas. 31 Traten a los demás como les gustaría que ellos los trataran a ustedes.

32 »Si solo aman a quienes los aman a ustedes, ¿qué mérito tienen? ¡Hasta los pecadores aman a quienes los aman a ellos! 33 Y si solo hacen bien a los que son buenos con ustedes, ¿qué mérito tienen? ¡Hasta los pecadores hacen eso!34 Y si prestan dinero solamente a quienes pueden devolverlo, ¿qué mérito tienen? Hasta los pecadores prestan a otros pecadores a cambio de un reembolso completo.

35 »¡Amen a sus enemigos! Háganles bien. Presten sin esperar nada a cambio. Entonces su recompensa del cielo será grande, y se estarán comportando verdaderamente como hijos del Altísimo, pues él es bondadoso con los que son desagradecidos y perversos. 36 Deben ser compasivos, así como su Padre es compasivo.

No juzgar a los demás

37 »No juzguen a los demás, y no serán juzgados. No condenen a otros, para que no se vuelva en su contra. Perdonen a otros, y ustedes serán perdonados.38 Den, y recibirán. Lo que den a otros les será devuelto por completo: apretado, sacudido para que haya lugar para más, desbordante y derramado sobre el regazo. La cantidad que den determinará la cantidad que recibirán a cambio[c]».

 

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Salmos 67

1

Para el director del coro: cántico. Salmo, acompáñese con instrumentos de cuerda.

Que Dios tenga misericordia y nos bendiga;
    que su rostro nos sonría con favor. Interludio

Que se conozcan tus caminos en toda la tierra
    y tu poder salvador entre los pueblos por todas partes.
Que las naciones te alaben, oh Dios,
    sí, que todas las naciones te alaben.
Que el mundo entero cante de alegría,
    porque tú gobiernas a las naciones con justicia
    y guías a los pueblos del mundo. Interludio

Que las naciones te alaben, oh Dios,
    sí, que todas las naciones te alaben.
Entonces la tierra dará sus cosechas,
    y Dios, nuestro Dios, nos bendecirá en abundancia.
Así es, Dios nos bendecirá,
    y gente de todo el mundo le temerá.

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