Israel en el desierto
»Luego dimos la vuelta y regresamos por el desierto hacia el mar Rojo,tal
como el Señor me
había indicado y, durante mucho tiempo, anduvimos de un lugar a otro en la
región del monte Seir.
2 »Finalmente el Señor me
dijo: 3 “Ya
han estado vagando lo suficiente por esta zona montañosa; ahora diríjanse al
norte. 4 También
da las siguientes órdenes al pueblo: atravesarán el territorio de sus parientes,
los edomitas, los descendientes de Esaú, que viven en Seir. Los edomitas se
sentirán amenazados, así que vayan con cuidado. 5 No
los molesten, porque yo les he dado como propiedad toda la zona montañosa que
rodea el monte Seir, y a ustedes no les daré ni un metro cuadrado de esa tierra. 6 Páguenles
por todo el alimento que necesiten para comer y también por el agua para beber.7 Pues
el Señor Dios
de ustedes los ha bendecido en todo lo que han hecho. Él les ha cuidado cada
paso que han dado por este inmenso desierto. En estos cuarenta años, el Señor su
Dios los ha acompañado, y no les ha faltado nada”.
8 »Entonces pasamos de largo el territorio de nuestros parientes, los
descendientes de Esaú, que viven en Seir. Evitamos el camino que pasa por el
valle del Arabá, que sube desde Elat y Ezión-geber.
»Luego, cuando nos dirigimos hacia el norte por la ruta del desierto que
atraviesa a Moab, 9 el Señor nos
advirtió: “No molesten a los moabitas, descendientes de Lot, ni comiencen una
guerra contra ellos. A los moabitas les he dado la ciudad de Ar como propiedad y
a ustedes no les daré nada de su tierra”».
10 (Una raza de gigantes conocida como los emitas vivió en una época en la
región de Ar. Eran tan fuertes, altos y numerosos como los anaceos, otra raza de
gigantes. 11 A
los emitas y a los anaceos también se les conoce como refaítas, aunque los
moabitas los llaman emitas. 12 Antiguamente
los horeos vivían en Seir, pero fueron expulsados y desplazados de esa tierra
por los descendientes de Esaú, de la misma manera que Israel expulsó a los
habitantes de Canaán cuando el Señor le
dio la tierra de ellos).
13 Moisés siguió diciendo: «Entonces el Señor nos
dijo: “Pónganse en marcha. Crucen el arroyo Zered”. Así que cruzamos el arroyo.
14 »¡Treinta y ocho años pasaron desde que partimos por primera vez de
Cades-barnea hasta que cruzamos finalmente el arroyo Zered! Para entonces, todos
los hombres con edad suficiente para ir a la guerra habían muerto en el
desierto, tal como el Señor juró
que sucedería. 15 El Señor los
hirió hasta que todos quedaron eliminados de la comunidad.
16 »Cuando todos los hombres con edad para ir a la guerra murieron, 17 elSeñor me
dijo: 18 “Hoy
cruzarán la frontera con Moab por la ciudad de Ar 19 y
entrarán en la tierra de los amonitas, que son descendientes de Lot; pero no los
molesten ni comiencen una guerra contra ellos. A los amonitas les he dado el
territorio de Amón como propiedad y a ustedes no les daré ninguna parte de la
tierra de ellos”».
20 (Antiguamente, a esa región se le consideraba la tierra de los
refaítas, porque ellos habían vivido allí, aunque los amonitas los llamaban
zomzomeos.21 También
eran fuertes, altos y numerosos como los anaceos. Pero el Señordestruyó
a los refaítas para que los amonitas se apoderaran de la tierra de ellos. 22 Lo
mismo hizo por los descendientes de Esaú, que vivían en Seir, pues destruyó a
los horeos para que los de Esaú pudieran establecerse allí. Los descendientes de
Esaú viven en esa tierra hasta el día de hoy. 23 Algo
parecido sucedió cuando los caftoritas de Creta invadieron
y destruyeron a los aveos, que habían vivido en aldeas en la región de Gaza).
24 Moisés siguió diciendo: «Entonces el Señor dijo:
“¡Pónganse en marcha! Crucen el valle del Arnón. Miren, les voy a entregar al
amorreo Sehón, rey de Hesbón, y también a su tierra. Atáquenlo y comiencen a
apoderarse de su territorio. 25 A
partir de hoy, haré que los pueblos de toda la tierra sientan terror a causa de
ustedes. Cuando oigan hablar de ustedes, temblarán de espanto y de miedo”».
Victoria sobre Sehón, rey de Hesbón
26 Moisés siguió diciendo: «Desde el desierto de Cademot mandé embajadores
a Sehón, rey de Hesbón, con la siguiente propuesta de paz:
27 “Permítanos atravesar su territorio. Nos quedaremos en el camino
principal y no nos desviaremos por los campos ni a un lado ni al otro.28 Véndanos
alimentos para comer y agua para beber, y le pagaremos. Solo queremos
permiso para pasar por su territorio. 29 Los
descendientes de Esaú, que viven en Seir, nos permitieron pasar por su
tierra, y lo mismo hicieron los moabitas, que viven en Ar. Déjenos pasar
hasta que crucemos el Jordán y lleguemos a la tierra que el Señor nuestro
Dios nos da”.
30 »Pero Sehón, rey de Hesbón, no nos permitió cruzar, porque el Señor Dios
de ustedes hizo que Sehón se pusiera terco y desafiante, a fin de ayudarlos a
derrotarlo, tal como lo hizo.
31 »Así que el Señor me
dijo: “Mira, he comenzado a entregarte al rey Sehón y a su tierra. Empieza ya a
conquistar y a poseer su territorio”.
32 »Entonces el rey Sehón nos declaró la guerra y movilizó sus fuerzas en
Jahaza. 33 Sin
embargo, el Señor nuestro
Dios lo entregó en nuestras manos, y lo aplastamos a él, a sus hijos y a todo su
pueblo. 34 Conquistamos
todas sus ciudades y los destruimos a todos por completo: hombres,
mujeres y niños. No dejamos a nadie con vida. 35 Nos
llevamos todo su ganado como botín, junto con todas las cosas de valor que había
en las ciudades que saqueamos.
36 »El Señor nuestro
Dios también nos ayudó a conquistar Aroer, que está al límite del valle del
Arnón, al igual que la aldea situada en el valle junto con todo el territorio
que se extiende hasta Galaad. Ninguna ciudad tenía murallas lo suficientemente
fuertes para detenernos. 37 Sin
embargo, evitamos pasar por la tierra de los amonitas, a lo largo del río Jaboc,
y también por las ciudades de la zona montañosa, o sea todos los lugares que el Señor nuestro
Dios nos ordenó no tocar.

Deuteronomio 3
Victoria sobre Og, rey de Basán
»Luego dimos la vuelta y nos dirigimos a la tierra de Basán, donde el rey Og nos
atacó en Edrei con todo su ejército. 2 Pero
el Señor me
dijo: “No le tengas miedo, porque yo te he dado la victoria sobre Og y sobre
todo su ejército, y te daré todo su territorio. Trátalo de la misma manera que
trataste a Sehón, rey de los amorreos, quien gobernaba en Hesbón”.
3 »Así que el Señor nuestro
Dios nos entregó al rey Og y a toda su gente, y los matamos a todos. No quedó
nadie con vida. 4 Conquistamos
cada una de las sesenta ciudades del reino, es decir, a toda la región de Argob,
dentro de Basán. No dejamos ni una sola ciudad sin conquistar. 5 Esas
ciudades estaban fortificadas con murallas altas y portones con rejas. Al mismo
tiempo, también conquistamos muchas ciudades que no estaban amuralladas.6 Destruimos
por completo el
reino de Basán, de la misma manera que habíamos destruido a Sehón, rey de Hesbón.
En cada ciudad conquistada, aniquilamos a toda la gente, tanto hombres como
mujeres y niños. 7 Pero
nos quedamos con todos los animales y nos llevamos el botín de todas las
ciudades.
8 »Por lo tanto, nos apoderamos de la tierra que pertenecía a los dos
reyes amorreos del oriente del río Jordán, desde el valle del Arnón hasta el
monte Hermón. 9 (Los
sidonios llaman Sirión al monte Hermón, mientras que los amorreos lo llaman
Senir). 10 Para
entonces ya habíamos conquistado todas las ciudades de la meseta y todo el
territorio de Galaad y de Basán, aun hasta llegar a las ciudades de Salca y de
Edrei, que formaban parte del reino de Og, en Basán. 11 (Og,
rey de Basán, fue el último sobreviviente de los gigantes refaítas. Su cama era
de hierro y tenía más de cuatro metros de largo y casi dos de ancho. Aún
hoy se puede ver en la ciudad amonita de Rabá).
La división de la tierra al oriente del Jordán
12 »Cuando tomamos posesión de esa tierra, les di a la tribu de Rubén y a
la de Gad el territorio que está pasando Aroer, a lo largo del valle del Arnón,
y también la mitad de la zona montañosa de Galaad junto con sus ciudades.13 Después
le entregué a la media tribu de Manasés el resto de Galaad y todo Basán, que era
el antiguo reino de Og. (A toda esa región de Argob, en Basán, se le conocía
como la tierra de los refaítas. 14 Jair,
uno de los líderes de la tribu de Manasés, conquistó toda esa región de Argob,
en Basán, hasta llegar a la frontera con los gesureos y maacateos. Jair le puso
su propio nombre a la región, es decir, la llamó Ciudades de Jair, y
así se le conoce hasta el día de hoy). 15 Le
di Galaad al clan de Maquir; 16 pero
también di parte de Galaad a la tribu de Rubén y a la de Gad. La región que les
entregué se extiende desde el medio del valle del Arnón, al sur, hasta el río
Jaboc, en la frontera amonita.17 También
recibieron el valle del Jordán, es decir, todo el trayecto desde el mar de
Galilea hasta el mar Muerto, donde
el río Jordán servía de límite occidental. Hacia el oriente estaban las laderas
del monte Pisga.
18 »En aquel tiempo, les di la siguiente orden a las tribus que iban a
vivir al oriente del Jordán: “Por más que el Señor su
Dios les haya dado esta tierra como propiedad, todos sus hombres de guerra
deberán cruzar el Jordán delante de sus hermanos israelitas, armados y listos
para ayudarlos; 19 pero
a sus esposas e hijos, y la gran cantidad de animales que tienen podrán dejarlos
en las ciudades que les di. 20 Una
vez que el Señor les
haya dado seguridad a los demás israelitas —como ya lo ha hecho con ustedes— y
cuando ellos tomen posesión de la tierra que el Señor su
Dios les da del otro lado del río Jordán, entonces todos ustedes podrán volver
aquí, a la tierra que les he dado”.
A Moisés se le prohíbe entrar en la Tierra Prometida
21 »En aquel tiempo, le di a Josué la siguiente orden: “Tú viste con tus
propios ojos todo lo que el Señor tu
Dios les hizo a esos dos reyes. Él hará lo mismo con todos los reinos situados
al occidente del Jordán. 22 No
tengas miedo de esas naciones, porque el Señor tu
Dios peleará por ustedes”.
23 »En aquel tiempo, le rogué al Señor: 24 “Oh Señor Soberano,
a mí, tu siervo, recién has comenzado a mostrar tu grandeza y la fuerza de tu
mano. ¿Acaso hay otro dios en el cielo o en la tierra que pueda hacer cosas tan
grandes y poderosas como las que haces tú? 25 Te
pido, por favor, que me permitas cruzar el Jordán para ver esa tierra
maravillosa que hay del otro lado, la bella zona montañosa y los montes del
Líbano”.
26 »Pero el Señor estaba
enojado conmigo por culpa de ustedes y no quiso escucharme. “¡Ya basta!
—exclamó—. Ni una sola palabra más sobre ese asunto. 27 Pero
sube a la cima del monte Pisga y mira la tierra en todas las direcciones. Mírala
bien, pero no cruzarás el río Jordán. 28 Por
lo tanto, encarga a Josué y dale ánimo y fuerzas, porque él guiará al pueblo en
el cruce del Jordán. Les dará como posesión toda la tierra que ahora ves frente
a ti”.29 Así
que nos quedamos en el valle que está cerca de Bet-peor.