Mejor comer pan duro donde reina la paz,
que
vivir en una casa llena de banquetes donde hay peleas.
2 El sirviente sabio gobernará sobre el hijo
sinvergüenza de su amo
y
compartirá la herencia con los demás hijos.
3 El fuego prueba la pureza del oro y de la plata,
pero
el Señor prueba
el corazón.
4 Los malhechores están ansiosos por escuchar el
chisme;
los
mentirosos prestan suma atención a la calumnia.
5 Los que se burlan del pobre insultan a su
Creador;
los
que se alegran de la desgracia de otros serán
castigados.
6 Los nietos son la corona de gloria de los
ancianos;
los
padres son
el orgullo de sus hijos.
7 Las palabras elocuentes no son apropiadas para
el necio;
mucho
menos las mentiras para el gobernante.
8 El soborno es como tener un amuleto de la
suerte;
¡el
que lo da, prospera!
9 Cuando se perdona una falta, el amor florece,
pero
mantenerla presente separa a los amigos íntimos.
10 Es más efectivo un solo regaño al que tiene
entendimiento
que
cien latigazos en la espalda del necio.
11 Los malvados están ansiosos por rebelarse,
pero
serán severamente castigados.
12 Es menos peligroso toparse con una osa a la que
le han robado sus crías
que
enfrentar a un necio en plena necedad.
13 Si pagas mal por bien,
el
mal nunca se irá de tu casa.
14 Comenzar una pelea es como abrir las compuertas
de una represa,
así
que detente antes de que estalle la disputa.
15 Absolver al culpable y condenar al inocente
son
dos actos que el Señor detesta.
16 Es absurdo pagar para educar a un necio,
puesto
que no tiene deseos de aprender.
17 Un amigo es siempre leal,
y
un hermano nace para ayudar en tiempo de necesidad.
18 Es una insensatez dar garantía por la deuda de
otro
o
ser fiador de un amigo.
19 Al que le gusta pelear, le gusta pecar;
el
que confía en sus altas murallas invita al desastre.
20 El corazón retorcido no prosperará;
la
lengua mentirosa cae en problemas.
21 Los padres de un necio sufren;
no
hay alegría para el padre de un rebelde.
22 El corazón alegre es una buena medicina,
pero
el espíritu quebrantado consume las fuerzas.
23 Los perversos aceptan sobornos a escondidas
para
pervertir el curso de la justicia.
24 Los sensatos mantienen sus ojos en la
sabiduría,
pero
los ojos del necio vagan por los confines de la tierra.
25 Los hijos necios traen dolor
a su padre
y
amargura a la que los dio a luz.
26 Está mal castigar al justo por ser bueno
o
azotar a los líderes por ser honestos.
27 El verdadero sabio emplea pocas palabras;
la
persona con entendimiento es serena.
28 Hasta los necios pasan por sabios si permanecen
callados;
parecen
inteligentes cuando mantienen la boca cerrada.