Está la ley, y luego está el espíritu de la ley. En Mateo 23:23,
Jesús se dirigió a este tema cuando dio su única declaración en el
Nuevo Testamento sobre el diezmo. Él reprendió a los fariseos por
ser meticulosos en diezmar una décima parte de cada pequeña semilla
que poseían, descuidando las partes más importantes de la ley: la
justicia, la misericordia y la fe. Él no les dijo que debían dejar
de ser fieles con el diezmo, sino que animó a ampliar su pensamiento
para incluir las necesidades de los demás.
El diezmo es bíblico. Jesús es el Sumo Sacerdote que recibe tus
diezmos (Hebreos 7:8), y diezmar liberará una bendición sobrenatural
en tu vida tan grande que no serás capaz de contenerla (Malaquías
3:10). Por encima de la mera obediencia a la ley, sin embargo, está
el espíritu de la ley.
Como cristianos del Nuevo Testamento, debemos ir más allá de la
fidelidad del diezmo a mostrar misericordia a través de la entrega
de las ofrendas por encima del diezmo; y las primicias para ayudar a
quienes pasen alguna necesidad. El diezmo sostiene al ministerio
honrando al Señor, y las ofrendan son muestra de agradecimiento y
adoración y la manera de expandir el Reino de Dios.
Pruebe a Dios, diezmando. Honre a Dios con su diezmo. Adore a Dios
con sus ofrendas. Agradezca a Dios con ellas. Ayude a los
necesitados con sus primicias... y verá la mano sobreabundante de
Dios obrando en su favor.
33 días se fueron, pero 332 están delante de tus ojos! |