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3 de Marzo
 

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Levítico 27:14-34

14 »Si alguien dedica una casa al Señor, el sacerdote irá para valorarla. El cálculo del sacerdote será definitivo, ya sea alto o bajo. 15 Si la persona que dedicó la casa quiere volver a comprarla, tendrá que pagar el valor fijado por el sacerdote, más un veinte por ciento. Entonces la casa volverá a ser suya.

16 »Si alguno le dedica al Señor una porción de su propiedad familiar, el valor será determinado de acuerdo con la cantidad de semilla que se necesita para sembrarla: cincuenta siclos de plata para un campo sembrado con cinco canastas de semilla de cebada.[f] 17 Si se dedica el campo al Señor en el año de jubileo, entonces será aplicable la valoración total. 18 Pero si dedican el campo después del año de jubileo, el sacerdote hará el cálculo del valor del terreno en proporción con el número de años que falte para el siguiente año de jubileo. Su valor calculado se reduce cada año. 19 Si la persona que dedicó el campo desea volver a comprarlo, tendrá que pagar el valor fijado por el sacerdote, más un veinte por ciento. Entonces el campo volverá a ser suyo legalmente. 20 Pero si no desea volver a comprarlo, y el campo se vende a otro, ya no se podrá recuperar. 21 Cuando el campo quede libre en el año de jubileo, este será santo, un campo especialmente apartado[g] para el Señor y llegará a ser propiedad de los sacerdotes.

22 »Si alguien le dedica al Señor algún campo que haya comprado, pero que no es parte de su propiedad familiar, 23 el sacerdote establecerá su valor basado en el número de años que falten hasta el siguiente año de jubileo. Ese mismo día, tendrá que dar el valor del campo como un donativo sagrado al Señor.24 En el año de jubileo el campo tendrá que ser devuelto al que lo vendió, la persona que lo heredó como una propiedad familiar. 25 (Todos los pagos se harán calculados según el peso del siclo del santuario,[h] que equivale a veinte geras).

26 »No se te permite dedicarle al Señor el primogénito de los animales, porque la primera cría del ganado, de las ovejas y de las cabras ya le pertenece alSeñor. 27 Sin embargo, podrás volver a comprar el primogénito de un animal ceremonialmente impuro al pagar el valor establecido por el sacerdote, más un veinte por ciento. Si no lo vuelves a comprar, el sacerdote lo venderá por el precio establecido.

28 »No obstante, todo lo que se haya apartado especialmente para el Señor —ya sea una persona, un animal o una propiedad familiar— nunca deberá ser vendido ni rescatado. Todo lo que se consagre de esta manera ha sido apartado como santo y le pertenece al Señor. 29 Ninguna persona apartada especialmente para destrucción podrá ser rescatada. Esa persona será ejecutada.

30 »La décima parte de los productos de la tierra, ya sea grano de los campos o fruto de los árboles, le pertenece al Señor y debe ser apartada, es santa para el Señor. 31 Si deseas volver a comprar esa décima parte del grano o de la fruta que pertenece al Señor, tendrás que pagar su valor, más un veinte por ciento. 32 Cuenta uno de cada diez animales de tus manadas y rebaños, sepáralo, es santo para el Señor. 33 No podrás ser exigente entre animales buenos y malos, y no podrás sustituir uno por otro. Pero si intercambias un animal por otro, tanto el primer animal como el sustituto serán considerados santos y no podrás comprarlos de nuevo».

34 Estos son los mandatos que el Señor dio por medio de Moisés a los israelitas en el monte Sinaí.

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Números 1

Registro de las tropas de Israel

Un año después de la salida de Israel de Egipto, el Señor le habló a Moisés en el tabernáculo[a] en el desierto de Sinaí. El primer día del segundo mes[b]de ese año le dijo: «Registren los nombres de todos los guerreros de toda la comunidad de Israel, por sus clanes y sus familias. Anoten en la lista a todos los hombres que tengan veinte años o más y que sean aptos para la guerra. Tú y Aarón anoten a las tropas con la ayuda de un jefe de familia por cada tribu.

»Estas son las tribus y los nombres de los jefes que te ayudarán:

Tribu Jefe
Rubén Elisur, hijo de Sedeur
Simeón Selumiel, hijo de Zurisadai
Judá Naasón, hijo de Aminadab
Isacar Natanael, hijo de Zuar
Zabulón Eliab, hijo de Helón
10 Efraín, hijo de José Elisama, hijo de Amiud
Manasés, hijo de José Gamaliel, hijo de Pedasur
11 Benjamín Abidán, hijo de Gedeoni
12 Dan Ahiezer, hijo de Amisadai
13 Aser Pagiel, hijo de Ocrán
14 Gad Eliasaf, hijo de Deuel
15 Neftalí Ahira, hijo de Enán

16 Estos son los jefes escogidos de la comunidad, jefes de sus tribus patriarcales, cabezas de los clanes de Israel».

17 Entonces Moisés y Aarón convocaron a los jefes elegidos 18 y reunieron a toda la comunidad de Israel ese mismo día.[c] Se anotó a toda la gente según su descendencia por sus clanes y sus familias. Los varones de Israel de veinte años o más fueron anotados uno por uno, 19 tal como el Señor le había ordenado a Moisés. Así que Moisés registró sus nombres mientras estaban en el desierto de Sinaí.

20-21 Este es el número de los hombres de veinte años o más que eran aptos para la guerra, como quedaron escritos en el registro según su propio clan y su familia:[d]

Tribu Número
Rubén (el hijo mayor de Jacob)[e] 46.500
22-23 Simeón 59.300
24-25 Gad 45.650
26-27 Judá 74.600
28-29 Isacar 54.400
30-31 Zabulón 57.400
32-33 Efraín, hijo de José 40.500
34-35 Manasés, hijo de José 32.200
36-37 Benjamín 35.400
38-39 Dan 62.700
40-41 Aser 41.500
42-43 Neftalí 53.400

44 Moisés, Aarón y los doce jefes de Israel anotaron a estos hombres, agrupados de acuerdo a su familia patriarcal. 45 Todos los hombres de Israel que tenían veinte años o más y que eran aptos para la guerra fueron registrados por familias. 46 En total sumaban 603.550.

47 Pero este total no incluía a los levitas, 48 porque el Señor le había dicho a Moisés: 49 «No incluyas a la tribu de Leví en la lista. No los cuentes con el resto de los israelitas. 50 Pon a los levitas a cargo del tabernáculo del pacto,[f]así como del mobiliario y sus accesorios. Cuando ustedes viajen, los levitas transportarán el tabernáculo junto con todo su mobiliario, lo cuidarán y acamparán a su alrededor. 51 Cuando sea tiempo de trasladar el tabernáculo, los levitas lo desarmarán, y cuando sea tiempo de detenerse, ellos lo armarán nuevamente. Sin embargo, cualquier persona no autorizada que se acerque al tabernáculo será ejecutada. 52 Cada tribu de Israel acampará en un área designada y bajo su propio estandarte; 53 pero los levitas acamparán alrededor del tabernáculo del pacto para proteger a la comunidad de Israel del enojo del Señor. Los levitas son responsables de permanecer en guardia alrededor del tabernáculo».

54 Así que los israelitas hicieron todo tal como el Señor le había ordenado a Moisés.

 

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Marcos 10:32-52

Jesús predice otra vez su muerte

32 Subían rumbo a Jerusalén, y Jesús caminaba delante de ellos. Los discípulos estaban llenos de asombro y la gente que los seguía, abrumada de temor. Jesús tomó a los doce discípulos aparte y, una vez más, comenzó a describir todo lo que estaba por sucederle. 33 «Escuchen —les dijo—, subimos a Jerusalén, donde el Hijo del Hombre[h] será traicionado y entregado a los principales sacerdotes y a los maestros de la ley religiosa. Lo condenarán a muerte y lo entregarán a los romanos.[i] 34 Se burlarán de él, lo escupirán, lo azotarán con un látigo y lo matarán; pero después de tres días, resucitará».

Jesús enseña acerca del servicio a los demás

35 Entonces Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron y dijeron:

—Maestro, queremos que nos hagas un favor.

36 —¿Cuál es la petición? —preguntó él.

37 Ellos contestaron:

—Cuando te sientes en tu trono glorioso, nosotros queremos sentarnos en lugares de honor a tu lado, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.

38 Jesús les dijo:

—¡No saben lo que piden! ¿Acaso pueden beber de la copa amarga de sufrimiento que yo estoy a punto de beber? ¿Acaso pueden ser bautizados con el bautismo de sufrimiento con el cual yo tengo que ser bautizado?

39 —Claro que sí —contestaron ellos—, ¡podemos!

Entonces Jesús les dijo:

—Es cierto, beberán de mi copa amarga y serán bautizados con mi bautismo de sufrimiento; 40 pero no me corresponde a mí decir quién se sentará a mi derecha o a mi izquierda. Dios preparó esos lugares para quienes él ha escogido.

41 Cuando los otros diez discípulos oyeron lo que Santiago y Juan habían pedido, se indignaron. 42 Así que Jesús los reunió a todos y les dijo: «Ustedes saben que los gobernantes de este mundo tratan a su pueblo con prepotencia y los funcionarios hacen alarde de su autoridad frente a los súbditos. 43 Pero entre ustedes será diferente. El que quiera ser líder entre ustedes deberá ser sirviente, 44 y el que quiera ser el primero entre ustedes deberá ser esclavo de los demás. 45 Pues ni aun el Hijo del Hombre vino para que le sirvan, sino para servir a otros y para dar su vida en rescate por muchos».

Jesús sana al ciego Bartimeo

46 Después llegaron a Jericó y mientras Jesús y sus discípulos salían de la ciudad, una gran multitud los siguió. Un mendigo ciego llamado Bartimeo (hijo de Timeo) estaba sentado junto al camino. 47 Cuando Bartimeo oyó que Jesús de Nazaret estaba cerca, comenzó a gritar: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!».

48 «¡Cállate!», muchos le gritaban, pero él gritó aún más fuerte: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!».

49 Cuando Jesús lo oyó, se detuvo y dijo: «Díganle que se acerque».

Así que llamaron al ciego. «Anímate —le dijeron—. ¡Vamos, él te llama!».50 Bartimeo echó a un lado su abrigo, se levantó de un salto y se acercó a Jesús.

51 —¿Qué quieres que haga por ti? —preguntó Jesús.

—Mi Rabí[j] —dijo el hombre ciego—, ¡quiero ver!

52 Y Jesús le dijo:

—Puedes irte, pues tu fe te ha sanado.

Al instante el hombre pudo ver y siguió a Jesús por el camino.[k]

 

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Salmos 46

1

Para el director del coro: cántico de los descendientes de Coré; entónese con voces de soprano.[a]

Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza;
    siempre está dispuesto a ayudar en tiempos de dificultad.
Por lo tanto, no temeremos cuando vengan terremotos
    y las montañas se derrumben en el mar.
¡Que rujan los océanos y hagan espuma!
    ¡Que tiemblen las montañas mientras suben las aguas! Interludio

Un río trae gozo a la ciudad de nuestro Dios,
    el hogar sagrado del Altísimo.
Dios habita en esa ciudad; no puede ser destruida;
    en cuanto despunte el día, Dios la protegerá.
¡Las naciones se encuentran en un caos,
    y sus reinos se desmoronan!
¡La voz de Dios truena,
    y la tierra se derrite!
El Señor de los Ejércitos Celestiales está entre nosotros;
    el Dios de Israel[b] es nuestra fortaleza. Interludio

Vengan, vean las obras gloriosas del Señor:
    miren cómo trae destrucción sobre el mundo.
Él hace cesar las guerras en toda la tierra;
    quiebra el arco y rompe la lanza
    y quema con fuego los escudos.

10 «¡Quédense quietos y sepan que yo soy Dios!
    Toda nación me honrará.
    Seré honrado en el mundo entero».

11 El Señor de los Ejércitos Celestiales está entre nosotros;
    el Dios de Israel es nuestra fortaleza. Interludio

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