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1 de Febrero
 

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Éxodo 13:17-22

Desviación de Israel en el desierto

17 Cuando por fin el faraón dejó salir a los israelitas, Dios no los guió por el camino principal que atraviesa el territorio filisteo, aunque esa era la ruta más corta a la Tierra Prometida. Dios dijo: «Si los israelitas llegaran a enfrentar una batalla, podrían cambiar de parecer y regresar a Egipto». 18 Por eso Dios los hizo dar un rodeo por el camino del desierto, hacia el mar Rojo.[c]Así los israelitas salieron de Egipto como un ejército preparado para la batalla.[d]

19 Moisés llevó consigo los restos de José, porque José había hecho jurar a los hijos de Israel que así lo harían cuando dijo: «Pueden estar seguros de que Dios vendrá a ayudarlos. Cuando eso suceda, llévense de aquí mis restos con ustedes».

20 Entonces los israelitas salieron de Sucot y acamparon en Etam, al límite del desierto. 21 El Señor iba delante de ellos, y los guiaba durante el día mediante una columna de nube y les daba luz durante la noche con una columna de fuego. Esto les permitía viajar de día y de noche. 22 El Señor nunca quitó de su lugar, delante de ellos, la columna de nube ni la columna de fuego.

 

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Éxodo 14

Entonces el Señor le dio a Moisés las siguientes instrucciones: «Ordénales a los israelitas que den la vuelta y acampen cerca de Pi-hahirot, entre Migdol y el mar. Que acampen allí, a lo largo de la orilla, frente a Baal-zefón.Entonces el faraón pensará: “Los israelitas están confundidos. ¡Quedaron atrapados en el desierto!”. Y una vez más endureceré el corazón del faraón, y él saldrá a perseguirlos. Lo haré así para manifestar mi gloria por medio del faraón y de todo su ejército. ¡Después los egipcios sabrán que yo soy elSeñor!». Así que los israelitas acamparon donde se les dijo.

Los egipcios persiguen a Israel

Cuando al rey de Egipto le llegó la noticia de que los israelitas habían huido, el faraón y sus funcionarios cambiaron de parecer. «¿Qué hemos hecho al permitir que todos estos esclavos israelitas se fueran?», se preguntaban.Entonces el faraón preparó su carro de guerra y llamó a sus tropas. Llevó consigo seiscientos de los mejores carros de guerra, junto con los demás carros de Egipto, cada uno con su respectivo oficial al mando. Así que elSeñor endureció el corazón del faraón, rey de Egipto, quien por lo tanto salió a perseguir a los israelitas, los cuales se habían marchado con puños en alto en señal de desafío. Los egipcios los persiguieron con todas las fuerzas del ejército del faraón —todos sus caballos y sus carros de guerra, sus conductores y sus tropas— y alcanzaron al pueblo de Israel mientras acampaba junto al mar, cerca de Pi-hahirot, frente a Baal-zefón.

10 Mientras el faraón se acercaba, los israelitas levantaron la vista y se llenaron de pánico al ver que los egipcios los alcanzaban. Entonces clamaron al Señor 11 y le dijeron a Moisés:

—¿Por qué nos trajiste aquí a morir en el desierto? ¿Acaso no había suficientes tumbas para nosotros en Egipto? ¿Qué nos has hecho? ¿Por qué nos obligaste a salir de Egipto? 12 ¿No te dijimos que esto pasaría cuando aún estábamos en Egipto? Te dijimos: “¡Déjanos en paz! Déjanos seguir siendo esclavos de los egipcios. ¡Es mejor ser un esclavo en Egipto que un cadáver en el desierto!”.

13 Pero Moisés les dijo:

—No tengan miedo. Solo quédense quietos y observen cómo el Señor los rescatará hoy. Esos egipcios que ahora ven, jamás volverán a verlos. 14 ElSeñor mismo peleará por ustedes. Solo quédense tranquilos.

Israel escapa por el mar Rojo

15 Luego el Señor le dijo a Moisés: «¿Por qué clamas a mí? ¡Dile al pueblo que se ponga en marcha! 16 Toma tu vara y extiende la mano sobre el mar. Divide las aguas para que los israelitas puedan pasar por en medio del mar, pisando tierra seca. 17 Yo endureceré el corazón de los egipcios y se lanzarán contra los israelitas. La grandeza de mi gloria se manifestará por medio del faraón y de su ejército, sus carros de guerra y sus conductores. 18 Cuando mi gloria se exhiba por medio de ellos, ¡todo Egipto verá mi gloria y sabrán que yo soy elSeñor!».

19 Entonces el ángel de Dios, que iba al frente del pueblo de Israel, se trasladó hacia atrás del campamento. La columna de nube también se cambió de lugar y pasó a estar detrás de ellos. 20 La nube se puso entre los egipcios y el campamento de los israelitas. Al atardecer, la nube se convirtió en fuego e iluminó la noche, pero los egipcios y los israelitas no se acercaron unos a otros en toda la noche.

21 Luego Moisés extendió la mano sobre el mar y el Señor abrió un camino a través de las aguas mediante un fuerte viento oriental. El viento sopló durante toda la noche y transformó el lecho del mar en tierra seca.22 Entonces el pueblo de Israel cruzó por en medio del mar, caminando sobre tierra seca, con muros de agua a cada lado.

23 Entonces los egipcios —con todos los carros de guerra y sus conductores, y con los caballos del faraón— persiguieron a los israelitas hasta el medio del mar. 24 Pero poco antes del amanecer, el Señor miró al ejército egipcio desde la columna de fuego y de nube, y causó gran confusión en sus fuerzas de combate. 25 Torció[a] las ruedas de los carros para que les resultara difícil manejarlos. «¡Salgamos de aquí, alejémonos de los israelitas! —gritaban los egipcios—. ¡El Señor está luchando por ellos en contra de Egipto!».

26 Cuando todos los israelitas habían llegado al otro lado, el Señor le dijo a Moisés: «Extiende otra vez tu mano sobre el mar, y las aguas volverán con fuerza y cubrirán a los egipcios, a sus carros y a sus conductores».27 Entonces, cuando el sol comenzaba a salir, Moisés extendió su mano sobre el mar y las aguas volvieron con fuerza a su estado normal. Los egipcios trataron de escapar, pero el Señor los arrastró al mar. 28 Enseguida las aguas volvieron a su lugar y cubrieron todos los carros y a sus conductores: el ejército completo del faraón. No sobrevivió ni uno de los egipcios que entró al mar para perseguir a los israelitas.

29 En cambio, el pueblo de Israel caminó por en medio del mar sobre tierra seca, mientras las aguas permanecían levantadas como muros a ambos lados. 30 Así es como el Señor aquel día rescató a Israel de las manos de los egipcios. Y los israelitas vieron los cadáveres de los egipcios a la orilla del mar. 31 Cuando el pueblo de Israel vio el gran poder que el Señor había desatado contra los egipcios, se llenaron de temor reverente delante de él. Entonces pusieron su fe en el Señor y en su siervo Moisés.

 

Éxodo 15:1-18

Cántico de liberación

15 Entonces Moisés y el pueblo de Israel entonaron el siguiente cántico alSeñor:

«Cantaré al Señor,
    porque ha triunfado gloriosamente;
arrojó al mar al caballo y al jinete.
El Señor es mi fuerza y mi canción;
    él me ha dado la victoria.
Él es mi Dios, y lo alabaré;
    es el Dios de mi padre, ¡y lo exaltaré!
El Señor es un guerrero;
    ¡Yahveh[a] es su nombre!
Arrojó al mar
    a los carros y al ejército del faraón.
Los mejores oficiales del faraón
    se ahogaron en el mar Rojo.[b]
Las aguas profundas brotaron con fuerza y los cubrieron;
    como piedras se hundieron hasta el fondo.

»Tu mano derecha, oh Señor,
    es gloriosa en poder.
Tu mano derecha, oh Señor,
    aplasta al enemigo.
Con la grandeza de tu majestad,
    derribas a los que se levantan contra ti.
Desatas tu ardiente furia
    y los consume como a paja.
Al soplido de tu aliento,
    ¡las aguas se apilaron!
El impetuoso oleaje se quedó firme como un muro;
    en el corazón del mar las aguas se endurecieron.

»El enemigo se jactaba diciendo: 
“Los perseguiré
    y los alcanzaré.
Los despojaré
    y los consumiré.
Sacaré mi espada;
    mi mano poderosa los destruirá”.
10 Pero tú soplaste con tu aliento,
    y el mar los cubrió.
Se hundieron como plomo
    en las poderosas aguas.

11 »Oh Señor, entre los dioses, ¿quién es como tú:
    glorioso en santidad,
imponente en esplendor,
    autor de grandes maravillas?
12 Levantaste tu mano derecha,
    y la tierra se tragó a nuestros enemigos.

13 »Con tu amor inagotable
    guías al pueblo que redimiste.
Con tu poder los guías
    a tu hogar sagrado.
14 Lo oyen los pueblos y tiemblan;
    la angustia se apodera de los que viven en Filistea.
15 Los líderes de Edom están aterrados;
    los nobles de Moab tiemblan.
Todos los que viven en Canaán se desvanecen;
16     terror y espanto caen sobre ellos.
El poder de tu brazo
    los deja sin vida, como una piedra,
hasta que tu pueblo haya pasado, oh Señor,
    hasta que haya pasado el pueblo que compraste.
17 Tú lo traerás y lo plantarás en tu propio monte,
    el lugar, oh Señor, reservado para tu morada,
    el santuario, oh Señor, que tus manos establecieron.
18 ¡El Señor reinará por siempre y para siempre!».

 

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Mateo 21:23-46

Desafían la autoridad de Jesús

23 Cuando Jesús regresó al templo y comenzó a enseñar, se le acercaron los principales sacerdotes y los ancianos.

—¿Con qué autoridad haces todas estas cosas? —le reclamaron—. ¿Quién te dio el derecho?

24 —Les diré con qué autoridad hago estas cosas si me contestan una pregunta—respondió Jesús—. 25 La autoridad de Juan para bautizar, ¿provenía del cielo o era meramente humana?

Ellos discutieron el asunto unos con otros: «Si decimos que provenía del cielo, nos preguntará por qué no le creímos a Juan; 26 pero si decimos que era meramente humana, la multitud se volverá contra nosotros porque todos creen que Juan era un profeta». 27 Entonces finalmente contestaron:

—No sabemos.

Y Jesús respondió:

—Entonces yo tampoco les diré con qué autoridad hago estas cosas.

Parábola de los dos hijos

28 »¿Pero qué piensan de lo siguiente? Un hombre con dos hijos le dijo al mayor: “Hijo, ve a trabajar al viñedo hoy”. 29 El hijo le respondió: “No, no iré”, pero más tarde cambió de idea y fue. 30 Entonces el padre le dijo al otro hijo: “Ve tú”, y él le dijo: “Sí, señor, iré”; pero no fue.

31 »¿Cuál de los dos obedeció al padre?

Ellos contestaron:

—El primero.[h]

Luego Jesús explicó el significado:

—Les digo la verdad, los corruptos cobradores de impuestos y las prostitutas entrarán en el reino de Dios antes que ustedes. 32 Pues Juan el Bautista vino y les mostró a ustedes la manera correcta de vivir, pero ustedes no le creyeron, mientras que los cobradores de impuestos y las prostitutas sí le creyeron. Aun viendo lo que ocurría, ustedes se negaron a creerle y a arrepentirse de sus pecados.

Parábola de los agricultores malvados

33 »Ahora, escuchen otra historia. Cierto propietario plantó un viñedo, lo cercó con un muro, cavó un hoyo para extraer el jugo de las uvas y construyó una torre de vigilancia. Luego les alquiló el viñedo a unos agricultores arrendatarios y se mudó a otro país. 34 Llegado el tiempo de la cosecha de la uva, envió a sus siervos para recoger su parte de la cosecha. 35 Pero los agricultores agarraron a los siervos, golpearon a uno, mataron a otro y apedrearon a un tercero. 36 Entonces el dueño de la tierra envió a un grupo más numeroso de siervos para recoger lo que era suyo, pero el resultado fue el mismo.

37 »Finalmente, el dueño envió a su propio hijo porque pensó: “Sin duda, respetarán a mi hijo”.

38 »Sin embargo, cuando los agricultores vieron que venía el hijo, se dijeron unos a otros: “Aquí viene el heredero de esta propiedad. Vamos, matémoslo y nos quedaremos con la propiedad”. 39 Entonces lo agarraron, lo arrastraron fuera del viñedo y lo asesinaron.

40 Jesús preguntó:

—Cuando el dueño del viñedo regrese, ¿qué les parece que hará con esos agricultores?

41 Los líderes religiosos contestaron:

—A los hombres malvados les dará una muerte horrible y alquilará el viñedo a otros que le darán su porción después de cada cosecha.

42 Entonces Jesús les preguntó:

—¿Nunca leyeron en las Escrituras:

“La piedra que los constructores rechazaron
    ahora se ha convertido en la piedra principal.
Esto es obra del Señor
    y es maravilloso verlo”[i]?

43 Les digo que a ustedes se les quitará el reino de Dios y se le dará a una nación que producirá el fruto esperado. 44 Cualquiera que tropiece con esa piedra se hará pedazos, y la piedra aplastará a quienes les caiga encima.[j]

45 Cuando los principales sacerdotes y los fariseos oyeron esa parábola, se dieron cuenta de que contaba esa historia en contra de ellos, pues ellos eran los agricultores malvados. 46 Querían arrestarlo, pero tenían miedo de las multitudes, que consideraban que Jesús era un profeta.

 

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Salmos 26

Salmo de David

Declárame inocente, oh Señor,
    porque he actuado con integridad;
    he confiado en el Señor sin vacilar.
Ponme a prueba, Señor, e interrógame;
    examina mis intenciones y mi corazón.
Pues siempre estoy consciente de tu amor inagotable,
    y he vivido de acuerdo con tu verdad.
No paso tiempo con mentirosos
    ni ando con hipócritas.
Detesto las reuniones de los que hacen el mal
    y me niego a juntarme con los perversos.
Me lavo las manos para declarar mi inocencia.
    Vengo ante tu altar, oh Señor,
entonando un cántico de gratitud,
    y contando de todas tus maravillas.
Amo tu santuario, Señor,
    el lugar donde habita tu gloriosa presencia.

No permitas que sufra el destino de los pecadores
    ni me condenes junto con los asesinos.
10 Tienen las manos sucias de maquinaciones malignas
    y constantemente aceptan sobornos.
11 Pero yo no soy así; llevo una vida intachable;
    por eso, rescátame y muéstrame tu misericordia.
12 Ahora piso tierra firme,
    y en público alabaré al Señor.

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