Éxodo 15:19-27
19 Cuando los carros de guerra, sus conductores y los caballos del faraón
entraron al mar, el Señor hizo
que las aguas cayeran con fuerza sobre ellos. ¡Pero el pueblo de Israel había
cruzado por en medio del mar, pisando tierra seca!
20 Entonces la profetisa Miriam, hermana de Aarón, tomó una pandereta, se
puso al frente, y todas las mujeres la siguieron, danzando y tocando sus
panderetas. 21 Y
Miriam entonaba este cántico:
«Canten al Señor,
porque
ha triunfado gloriosamente;
arrojó al mar al caballo y al jinete».
Agua amarga en Mara
22 Entonces Moisés guió al pueblo de Israel lejos del mar Rojo, y se
internaron en el desierto de Shur. Viajaron por este desierto durante tres días
sin encontrar agua. 23 Cuando
llegaron al oasis de Mara, no pudieron beber el agua porque era demasiado
amarga. Por eso llamaron al lugar Mara (que significa «amarga»).
24 Entonces la gente se quejó y se puso en contra de Moisés. «¿Qué vamos a
beber?», reclamaron. 25 Así
que Moisés clamó al Señor por
ayuda, y él le mostró un trozo de madera. Moisés echó la madera al agua, y el
agua se volvió potable.
Fue allí, en Mara, donde el Señor estableció
el siguiente decreto como una norma para probar la fidelidad del pueblo. 26 Les
dijo: «Si ustedes escuchan atentamente la voz del Señor su
Dios y hacen lo que es correcto ante sus ojos, obedeciendo sus mandatos y
cumpliendo todos sus decretos, entonces no les enviaré ninguna de las
enfermedades que envié a los egipcios; porque yo soy el Señor,
quien los sana».
27 Después de salir de Mara, los israelitas viajaron hasta el oasis de
Elim, donde encontraron doce manantiales y setenta palmeras. Y acamparon allí,
junto a las aguas.

Éxodo
16
Maná y codornices del cielo
Después, toda la comunidad de Israel partió de Elim y viajó al
desierto de Sin, ubicado entre Elim y el monte Sinaí. Llegaron el
día quince del segundo mes, un mes después de salir de la tierra de
Egipto. 2 Allí
también toda la comunidad de Israel se quejó de Moisés y Aarón.
3 «¡Si tan solo el Señor nos
hubiera matado en Egipto! —protestaban—. Allá nos sentábamos junto a
las ollas llenas de carne y comíamos todo el pan que se nos
antojaba; pero ahora tú nos has traído a este desierto para matarnos
de hambre».
4 Entonces el Señor le
dijo a Moisés: «Mira, haré llover alimento del cielo para ustedes.
Cada día la gente podrá salir a recoger todo el alimento necesario
para ese día. Con esto los pondré a prueba para ver si siguen o no
mis instrucciones. 5 El
sexto día juntarán el alimento y cuando preparen la comida habrá el
doble de lo normal».
6 Entonces Moisés y Aarón dijeron a todos los israelitas:
«Antes de anochecer, sabrán que fue el Señor quien
los sacó de la tierra de Egipto. 7 Por
la mañana, verán la gloria del Señor,
porque él oyó las quejas de ustedes, que son contra él y no contra
nosotros. ¿Qué hemos hecho para que ustedes se quejen de nosotros?». 8 Luego
Moisés añadió: «El Señor les
dará de comer carne por la tarde y los saciará con pan por la
mañana, porque él oyó todas sus quejas contra él. ¿Qué hemos hecho
nosotros? Así es, las quejas de ustedes son contra el Señor,
no contra nosotros».
9 Después Moisés le dijo a Aarón: «Anuncia lo siguiente a toda
la comunidad de Israel: “Preséntense ante el Señor,
porque él ha oído sus quejas”».10 Mientras
Aarón hablaba a toda la comunidad de Israel, miraron hacia el
desierto, y allí pudieron ver la imponente gloria del Señor en
la nube.
11 Luego el Señor le
dijo a Moisés: 12 «He
oído las quejas de los israelitas. Ahora diles: “Por la tarde
tendrán carne para comer, y por la mañana tendrán todo el pan que
deseen. Así ustedes sabrán que yo soy el Señor su
Dios”».
13 Esa tarde, llegó una cantidad enorme de codornices que
cubrieron el campamento, y a la mañana siguiente los alrededores del
campamento estaban húmedos de rocío. 14 Cuando
el rocío se evaporó, la superficie del desierto quedó cubierta por
copos de una sustancia hojaldrada y fina como escarcha. 15 Los
israelitas quedaron perplejos al ver eso y se preguntaban unos a
otros: «¿Qué es esto?», porque no tenían idea de lo que era.
Entonces Moisés les dijo:«Este es el pan que el Señor les
da para comer.16 Estas
son las instrucciones del Señor:
cada grupo familiar juntará todo lo que necesite. Recojan dos litros por
cada persona en su carpa».
17 Así que los israelitas hicieron lo que se les dijo. Algunos
recogieron mucho; otros, solo un poco. 18 Pero
cuando lo midieron, cada
uno tenía lo justo y necesario. A los que recogieron mucho, nada les
sobraba, y a los que recogieron solo un poco, nada les faltaba. Cada
familia tuvo justo lo que necesitaba.
19 Entonces Moisés les dijo: «No guarden nada para el día
siguiente». 20 Sin
embargo, algunos no hicieron caso y guardaron un poco hasta la
mañana siguiente; pero para entonces se había llenado de gusanos y
apestaba, y Moisés se enojó mucho con ellos.
21 Después de este incidente, cada familia recogía el alimento
cada mañana, conforme a su necesidad. Cuando el sol calentaba, los
copos que no se habían recogido se derretían y desaparecían. 22 El
sexto día recogían el doble de lo habitual, es decir, cuatro litros por
persona en lugar de dos. Entonces todos los líderes de la comunidad
se dirigieron a Moisés en busca de una explicación.23 Él
les dijo: «Esto es lo que el Señor ha
ordenado: “Mañana será un día de descanso absoluto, un día sagrado
de descanso, reservado para el Señor.
Así que horneen o hiervan hoy todo lo que necesiten y guarden para
mañana lo que les sobre”».
24 Entonces ellos dejaron un poco aparte para el día
siguiente, tal como Moisés había ordenado. Al otro día la comida
sobrante estaba buena y saludable, sin gusanos ni mal olor. 25 Así
que Moisés dijo: «Coman este alimento hoy, porque es el día de
descanso, dedicado al Señor.
Hoy no habrá alimento en el campo para recoger. 26 Durante
seis días se les permite recoger alimento, pero el séptimo día es el
día de descanso; ese día no habrá alimento en el campo».
27 Aun así, algunas personas salieron a recoger el día
séptimo, pero no encontraron alimento. 28 Entonces
el Señor le
preguntó a Moisés: «¿Hasta cuándo este pueblo se negará a obedecer
mis mandatos y mis instrucciones?29 Tienen
que entender que el día de descanso es un regalo del Señor para
ustedes. Por eso él les provee doble cantidad de alimento el sexto
día, a fin de que tengan suficiente para dos días. El día de
descanso, todos deben quedarse en el lugar donde estén; no salgan a
buscar pan el séptimo día».30 Así
que la gente no recogió alimento el día séptimo.
31 Los israelitas llamaron maná al
alimento. Era blanco como la semilla de cilantro, y tenía un gusto
parecido a obleas con miel.
32 Luego Moisés dijo: «Esto es lo que el Señor ha
ordenado: “Llenen un recipiente con dos litros de maná y consérvenlo
para sus descendientes. Así las generaciones futuras podrán ver el
pan que les di a ustedes en el desierto cuando los liberé de
Egipto”».
33 Entonces Moisés le dijo a Aarón: «Toma una vasija y llénala
con dos litros de maná. Después colócala en un lugar sagrado,
delante del Señor,
a fin de conservarlo para todas las generaciones futuras». 34 Así
que Aarón hizo tal como el Señor le
ordenó a Moisés. Posteriormente lo colocó dentro del arca del pacto,
frente a las tablas de piedra grabadas con las condiciones del
pacto.35 Y
los israelitas comieron maná durante cuarenta años, hasta que
llegaron a la tierra donde se establecerían. Comieron maná hasta que
llegaron a la frontera de la tierra de Canaán.
36 (El recipiente utilizado para medir el maná era un gómer,
que era la décima parte de un efa; equivalía a dos litros).
Éxodo
17:1-7
Agua de la roca
Por orden del Señor,
toda la comunidad de Israel partió del desierto de Sin y anduvo de
un lugar a otro. Finalmente acamparon en Refidim, pero allí no había
agua para que el pueblo bebiera. 2 Así
que el pueblo volvió a quejarse contra Moisés:
—¡Danos agua para beber! —reclamaron.
—¡Cállense! —respondió Moisés—. ¿Por qué se quejan contra mí? ¿Por
qué ponen a prueba al Señor?
3 Pero ellos, atormentados por la sed, siguieron discutiendo
con Moisés:
—¿Por qué nos sacaste de Egipto? ¿Quieres matarnos de sed a
nosotros, a nuestros hijos y a nuestros animales?
4 Entonces Moisés clamó al Señor:
—¿Qué hago con este pueblo? ¡Están a punto de apedrearme!
5 El Señor le
dijo a Moisés:
—Pasa por delante del pueblo; toma tu vara, la que usaste para
golpear las aguas del Nilo, y llama a algunos ancianos de Israel
para que te acompañen.6 Yo
me pararé frente a ti sobre la roca, en el monte Sinaí. Golpea
la roca, y saldrá agua a chorros. Entonces el pueblo podrá beber.
Así que Moisés golpeó la roca como se le indicó, y el agua brotó a
chorros a la vista de los ancianos.
7 Entonces Moisés llamó a aquel lugar Masá (que significa
«prueba») y Meriba (que significa «discusión»), porque el pueblo de
Israel discutió con Moisés y puso a prueba al Señor diciendo:
«¿Está o no el Señor aquí
con nosotros?».

Mateo 22:1-33
Parábola de la gran fiesta
Jesús también les contó otras parábolas. Dijo: 2 «El
reino del cielo también puede ilustrarse mediante la historia de un
rey que preparó una gran fiesta de bodas para su hijo. 3 Cuando
el banquete estuvo listo, el rey envió a sus sirvientes para llamar
a los invitados. ¡Pero todos se negaron a asistir!
4 »Entonces
envió a otros sirvientes a decirles: “La fiesta está preparada. Se
han matado los toros y las reses engordadas, y todo está listo.
¡Vengan al banquete!”. 5 Pero
las personas a quienes había invitado no hicieron caso y siguieron
su camino: uno se fue a su granja y otro a su negocio. 6 Otros
agarraron a los mensajeros, los insultaron y los mataron.
7 »El
rey se puso furioso, y envió a su ejército para destruir a los
asesinos y quemar su ciudad. 8 Y
les dijo a los sirvientes: “La fiesta de bodas está lista y las
personas a las que invité no son dignas de tal honor. 9 Ahora
salgan a las esquinas de las calles e inviten a todos los que vean”. 10 Entonces
los sirvientes llevaron a todos los que pudieron encontrar, tanto
buenos como malos, y la sala del banquete se llenó de invitados.
11 »Cuando
el rey entró para recibir a los invitados, notó que había un hombre
que no estaba vestido apropiadamente para una boda. 12 “Amigo
—le preguntó—, ¿cómo es que estás aquí sin ropa de bodas?”. Pero el
hombre no tuvo respuesta. 13 Entonces
el rey dijo a sus asistentes: “Átenlo de pies y manos y arrójenlo a
la oscuridad de afuera, donde habrá llanto y rechinar de dientes”.
14 »Pues
muchos son los llamados, pero pocos los elegidos».
Los impuestos para el César
15 Entonces los fariseos se juntaron para tramar cómo hacer
que Jesús cayera en la trampa de decir algo por lo cual pudiera ser
arrestado. 16 Enviaron
a algunos de sus discípulos, junto con los partidarios de Herodes, a
buscarlo.
—Maestro —dijeron—, sabemos lo honesto que eres. Enseñas con verdad
el camino de Dios. Eres imparcial y no tienes favoritismos. 17 Ahora
bien, dinos qué piensas de lo siguiente: ¿Es correcto que paguemos
impuestos al César o no?
18 Pero Jesús conocía sus malas intenciones.
—¡Hipócritas! —dijo—. ¿Por
qué intentan atraparme? 19 Veamos,
muéstrenme la moneda que se usa para el impuesto.
Cuando le entregaron una moneda romana, 20 les
preguntó:
—¿A quién pertenecen la imagen y el título grabados en la moneda?
21 —Al César —contestaron.
—Bien —dijo—, entonces
den al César lo que pertenece al César y den a Dios lo que pertenece
a Dios.
22 Su respuesta los dejó asombrados, y se marcharon.
Discusión acerca de la resurrección
23 Ese mismo día, se acercaron a Jesús algunos saduceos,
líderes religiosos que dicen que no hay resurrección después de la
muerte. Le plantearon la siguiente pregunta:
24 —Maestro, Moisés dijo: “Si un hombre muere sin haber tenido
hijos, su hermano debe casarse con la viuda y darle un hijo para que
el nombre del hermano continúe”. 25 Ahora
bien, supongamos que había siete hermanos. El mayor se casó y murió
sin dejar hijos, entonces su hermano se casó con la viuda. 26 El
segundo hermano también murió, y el tercero se casó con ella. Lo
mismo sucedió con los siete. 27 Por
último, la mujer también murió.28 Entonces
dinos, ¿de quién será esposa en la resurrección? Pues los siete
estuvieron casados con ella.
29 Jesús contestó:
—El error de ustedes es que no conocen las Escrituras y no conocen
el poder de Dios. 30 Pues
cuando los muertos resuciten, no se casarán ni se entregarán en
matrimonio. En este sentido, serán como los ángeles del cielo.
31 »Ahora
bien, en cuanto a si habrá una resurrección de los muertos, ¿nunca
han leído acerca de esto en las Escrituras? Mucho después de que
Abraham, Isaac y Jacob murieran, Dios dijo: 32 “Yo
soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”.
Por lo tanto, él es Dios de los que están vivos, no de los muertos.
33 Cuando las multitudes lo escucharon, quedaron atónitas ante
su enseñanza.


Salmos
27:1-6
Salmo de David
El Señor es
mi luz y mi salvación,
entonces
¿por qué habría de temer?
El Señor es
mi fortaleza y me protege del peligro,
entonces
¿por qué habría de temblar?
2 Cuando los malvados vengan a devorarme,
cuando
mis enemigos y adversarios me ataquen,
tropezarán
y caerán.
3 Aunque un ejército poderoso me rodee,
mi
corazón no temerá.
Aunque me ataquen,
permaneceré
confiado.
4 Lo único que le pido al Señor
—lo
que más anhelo—
es vivir en la casa del Señor todos
los días de mi vida,
deleitándome
en la perfección del Señor
y
meditando dentro de su templo.
5 Pues él me ocultará allí cuando vengan dificultades;
me
esconderá en su santuario.
Me
pondrá en una roca alta donde nadie me alcanzará.
6 Entonces mantendré mi cabeza en alto,
por
encima de los enemigos que me rodean.
En su santuario ofreceré sacrificios con gritos de alegría,
y
con música cantaré y alabaré al Señor.
|