Los perversos huyen aun cuando nadie los persigue,
pero
los justos son tan valientes como el león.
2 Cuando hay corrupción moral en una nación, su
gobierno se desmorona fácilmente.
En
cambio, con líderes sabios y entendidos viene la
estabilidad.
3 El pobre que oprime a los pobres
es
como la lluvia torrencial que destruye la cosecha.
4 Rechazar la ley es enaltecer a los perversos,
obedecer
la ley es luchar contra ellos.
5 Los malvados no comprenden la justicia,
pero
los que siguen al Señor la
entienden a la perfección.
6 Es mejor ser pobre y honesto
que
ser rico y deshonesto.
7 Los jóvenes que obedecen la ley son sabios,
los
que tienen amigos desenfrenados traen vergüenza a sus
padres.
8 Los ingresos que se obtienen por cobrar altos
intereses
terminarán
en el bolsillo del que trata bien a los pobres.
9 Dios detesta la oración
del
que no hace caso de la ley.
10 El que lleva a la gente buena por mal camino
caerá
en su propia trampa,
pero
los honrados heredarán cosas buenas.
11 Los ricos se creen sabios,
pero
no pueden engañar a un pobre que tiene discernimiento.
12 Cuando los justos triunfan, todo el mundo se
alegra.
Cuando
los perversos toman el control, todos se esconden.
13 Los que encubren sus pecados no prosperarán,
pero
si los confiesan y los abandonan, recibirán misericordia.
14 Benditos los que tienen temor de hacer lo malo;
pero
los tercos van directo a graves problemas.
15 Para los pobres, un gobernante malvado es tan
peligroso
como
un león rugiente o un oso a punto de atacar.
16 Un gobernante sin entendimiento oprimirá a su
pueblo,
pero
el que odia la corrupción tendrá una larga vida.
17 La conciencia atormentada del asesino lo llevará a
la tumba.
¡No
lo protejas!
18 Los intachables serán librados del peligro,
pero
los corruptos serán destruidos de repente.
19 El que se esfuerza en su trabajo tiene comida en
abundancia,
pero
el que persigue fantasías termina en la pobreza.
20 La persona digna de confianza obtendrá gran
recompensa,
pero
el que quiera enriquecerse de la noche a la mañana, se
meterá en problemas.
21 Nunca es bueno mostrar parcialidad,
incluso
algunos hacen lo malo por un simple pedazo de pan.
22 Los avaros tratan de hacerse ricos de la noche a la
mañana,
pero
no se dan cuenta de que van directo a la pobreza.
23 A fin de cuentas, la gente aprecia la crítica
sincera
mucho
más que la adulación.
24 El que roba a su padre y a su madre,
y
dice: «¿Qué tiene de malo?»,
es
igual que un asesino.
25 La avaricia provoca pleitos;
confiar
en el Señor resulta
en prosperidad.
26 Los que confían en su propia inteligencia son
necios,
pero
el que camina con sabiduría está a salvo.
27 Al que ayuda al pobre no le faltará nada,
en
cambio, los que cierran sus ojos ante la pobreza serán
maldecidos.
28 Cuando los perversos toman el control, todos se
esconden.
Cuando
los perversos caen en la calamidad, los justos prosperan.