Evita a las mujeres inmorales
Hijo mío, presta atención a mi sabiduría,
escucha
cuidadosamente mi sabio consejo.
2 Entonces demostrarás discernimiento,
y
tus labios expresarán lo que has aprendido.
3 Pues los labios de una mujer inmoral son tan dulces
como la miel
y
su boca es más suave que el aceite.
4 Pero al final ella resulta ser tan amarga como el
veneno,
tan
peligrosa como una espada de dos filos.
5 Sus pies descienden a la muerte,
sus
pasos conducen derecho a la tumba.
6 Pues a ella no le interesa en absoluto el camino de
la vida.
Va
tambaleándose por un sendero torcido y no se da cuenta.
7 Así que ahora, hijos míos, escúchenme.
Nunca
se aparten de lo que les voy a decir:
8 ¡Aléjate de ella!
¡No
te acerques a la puerta de su casa!
9 Si lo haces perderás el honor,
y
perderás todo lo que has logrado a manos de gente que no
tiene compasión.
10 Gente extraña consumirá tus riquezas,
y
otro disfrutará del fruto de tu trabajo.
11 Al final, gemirás de angustia
cuando
la enfermedad consuma tu cuerpo.
12 Dirás: «¡Cuánto odié la disciplina!
¡Si
tan solo no hubiera despreciado todas las advertencias!
13 ¿Por qué no escuché a mis maestros?
¿Por
qué no presté atención a mis instructores?
14 He llegado al borde de la ruina
y
ahora mi vergüenza será conocida por todos».
15 Bebe el agua de tu propio pozo;
comparte
tu amor únicamente con tu esposa.
16 ¿Para qué derramar por las calles el agua de tus
manantiales
teniendo
sexo con cualquiera?
17 Deben reservarla solo para los dos;
jamás
la compartan con desconocidos.
18 Que tu esposa sea una fuente de bendición para ti.
Alégrate
con la esposa de tu juventud.
19 Es una cierva amorosa, una gacela llena de gracia.
Que
sus pechos te satisfagan siempre.
Que
siempre seas cautivado por su amor.
20 Hijo mío, ¿por qué dejarte cautivar por una mujer
inmoral
o
acariciar los pechos de una mujer promiscua?
21 Pues el Señor ve
con claridad lo que hace el hombre,
examina
cada senda que toma.
22 Un hombre malvado queda preso por sus propios
pecados;
son
cuerdas que lo atrapan y no lo sueltan.
23 Morirá por falta de control propio;
se
perderá a causa de su gran insensatez.