Amar al Señor tu Dios con todo tu corazón, es el mandamiento más
grande. Esto significa que debes amarlo íntimamente; lo que llamamos
adoración. El que ama a su amado íntimamente está totalmente
centrado en su persona, dándole a él su corazón, alma y fuerza.
En el cielo, los ángeles y los santos pasan la eternidad en
adoración y amando a Dios. ¿Debe ser extraño para nosotros pasar
tiempo con él ahora, adorar y amar a Aquel que es el foco total de
nuestras vidas?
El segundo gran mandamiento dice: "Ama a tu prójimo como a ti mismo"
(Levítico 19:18). Llamamos a este ministerio 'Acción'. Jesús modeló
este mandamiento cuando se encontró el cortejo fúnebre que salía de
Naín. Lucas dice: "Cuando el Señor la vio, su corazón se desbordó
con la compasión." ¡No llores! " dijo "(Lucas 7:13).
Este es el verdadero ministerio: amar a la gente y sus problemas con
todo tu corazón, alma y fuerza.
Aprendé a hacer de tu adoración a Dios y tu ministerio a la gente
los dos puntos centrales de tu vida. Este es el amor y el camino a
la felicidad eterna.
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