La lengua es el centro del pecado en el cuerpo. En Santiago 3: 6 se
describe como una "llama de fuego", capaz de causar mucha maldad.
¡Qué importante es, por tanto, que la lengua se utilice para los
propósitos de Dios!
En Números 22 vemos un milagro asombroso de un discurso dictado por
Dios. La burra de Balaam, obviamente, no podía hablar, pero le
fueron dadas palabras para reprender a Balaam en su locura (v. 28).
Si Dios pudo abrir la boca de un burro, ¿Cuánto más puede Él abrir
nuestra boca para Su gloria! Además a lo largo de la historia,
Balaam, siendo incapaz de maldecir a Israel con su boca, sólo podía
hablar una bendición sobre la nación.
En la historia de Elizabeth y Zacarías, Dios dejó a Zacarías mudo
durante nueve meses debido a que él había utilizado la lengua para
expresar incredulidad. Luego Dios le sanó de manera sobrenatural y
llenó su boca con una bendición para Israel (Lucas 1:67). Zacarías
absolutamente sobrecogido en alabanza al Dios de Israel, que les
estaba mostrando misericordia, rescatándolos de sus enemigos, y
concediéndoles la salvación.
Antes de conocer a Cristo, usábamos nuestra boca para maldecir,
contaminar y destruir a otros. Ahora que Cristo vive en nosotros,
podemos dar nuestra habla al Espíritu Santo para que podamos
instruir, corregir y animar a otros. Ofrecé tu lengua a Dios como
"la pluma de un poeta hábil" (Salmo 45:1). Él llenará tu boca con
alabanza y profecía que traerá gloria a Dios y golpeará los poderes
de las tinieblas.
74 días pasaron ya; restan aún 291 para dar gloria a Dios! |