4 de Abril

 

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Deut 26:1-27:26
Lucas 10:38-11:13
Salmo 76:1-12
Proverbios 4
Deuteronomio 26

Diezmos y ofrendas de las cosechas

26 »Cuando entres en la tierra que el Señor tu Dios te da como preciada posesión y la conquistes y te establezcas en ella, coloca una parte de las primicias de cada cosecha en una canasta y llévala al lugar de adoración designado, el lugar que el Señor tu Dios elija para que su nombre sea honrado. Preséntate al sacerdote que esté a cargo en ese momento y dile: “Con esta ofrenda reconozco ante el Señor su Dios que he entrado en la tierra que él juró a nuestros antepasados que nos daría”. Entonces el sacerdote tomará la canasta de tus manos y la colocará frente al altar del Señor tu Dios.

»En la presencia del Señor tu Dios tendrás que decir: “Mi antepasado Jacob era un arameo errante que fue a vivir como extranjero a Egipto. Su familia era poco numerosa cuando llegó, pero en Egipto creció hasta volverse una nación grande y poderosa. Cuando los egipcios nos oprimieron y nos humillaron al hacernos sus esclavos,nosotros clamamos al Señor, Dios de nuestros antepasados. Él oyó nuestro clamor y vio las privaciones, el trabajo pesado y la opresión que pasábamos. Y así el Señor nos sacó de Egipto con mano fuerte y brazo poderoso, con terror aplastante y con señales milagrosas y con maravillas. ¡Nos trajo hasta este lugar y nos dio esta tierra donde fluyen la leche y la miel! 10 Y ahora, oh Señor, te traigo las primicias de las cosechas que me has dado de la tierra”. Luego coloca las primicias ante el Señor tu Dios y póstrate ante él en adoración. 11 Después podrás irte y celebrar por todas las cosas buenas que el Señor tu Dios te haya dado a ti y a los de tu casa. No te olvides de incluir en la celebración a los levitas y a los extranjeros que vivan en medio de ti.

12 »Cada tres años, tienes que ofrecer un diezmo especial de tus cosechas. Ese año del diezmo especial, todos los diezmos serán para los levitas, los extranjeros, los huérfanos y las viudas, para que tengan suficiente comida en tus ciudades. 13 Entonces, en la presencia del Señor tu Dios, tendrás que declarar: “Tomé la ofrenda sagrada de mi hogar y se la entregué a los levitas, a los extranjeros, a los huérfanos y a las viudas, tal como me lo ordenaste. No desobedecí ni olvidé ninguno de tus mandatos. 14 No comí nada de esta ofrenda mientras estuve de luto; no la toqué cuando estuve ceremonialmente impuro; no ofrecí ninguna porción a los muertos. Obedecí alSeñor mi Dios e hice todo lo que me ordenaste. 15 Ahora, mira desde tu morada en el cielo y bendice a tu pueblo Israel y a esta tierra que juraste a nuestros antepasados que nos darías, una tierra donde fluyen la leche y la miel”.

Un llamado a obedecer los mandatos del Señor

16 »Hoy el Señor tu Dios te ordena obedecer todos sus decretos y ordenanzas. Así que asegúrate de obedecerlos de todo corazón. 17 Tú has declarado hoy que el Señor es tu Dios y has prometido andar en sus caminos y obedecer sus decretos, mandatos y ordenanzas, y hacer todo lo que él te diga. 18 El Señor ha declarado hoy que tú eres su pueblo, su tesoro especial, tal como lo prometió, y que debes obedecer todos sus mandatos. 19 Si lo haces, él te pondrá muy por encima de todas las otras naciones que creó. Entonces recibirás alabanza, honra y fama. Serás una nación santa para el Señor tu Dios, tal como lo prometió».

Deuteronomio 27

El altar sobre el monte Ebal

27 Entonces Moisés y los líderes de Israel le dieron al pueblo la siguiente orden: «Obedece todos los mandatos que te entrego hoy. Cuando cruces el río Jordán y entres en la tierra que el Señor tu Dios te da, erige algunas piedras grandes y recúbrelas con yeso. Escribe en ellas todo este conjunto de instrucciones una vez que hayas cruzado el río para entrar en la tierra que el Señor tu Dios te da, una tierra donde fluyen la leche y la miel, tal como te prometió el Señor, Dios de tus antepasados. Después de cruzar el Jordán, erige esas piedras en el monte Ebal y recúbrelas con yeso, tal como te ordeno hoy.

»Luego edifica allí un altar al Señor tu Dios con piedras enteras y en su forma original. No des forma a las piedras con ninguna herramienta de hierro. Edifica el altar con esas piedras sin labrar y úsalo para presentar ofrendas quemadas al Señor tu Dios. También sacrifica allí ofrendas de paz y celebra, ante el Señor tu Dios, comiendo hasta quedar satisfecho. Escribe con claridad todas estas instrucciones sobre las piedras cubiertas de yeso».

Luego Moisés y los sacerdotes levitas se dirigieron al pueblo con las siguientes palabras: «¡Escucha en silencio, oh Israel! Hoy te has convertido en el pueblo del Señor tu Dios. 10 Por lo tanto, obedece al Señor tu Dios cumpliendo todos los mandatos y los decretos que te entrego hoy».

Maldiciones desde el monte Ebal

11 Ese mismo día, Moisés también le dio al pueblo la siguiente orden: 12 «Cuando cruces el río Jordán, las tribus de Simeón, de Leví, de Judá, de Isacar, de José y de Benjamín subirán al monte Gerizim para proclamar una bendición sobre el pueblo. 13 Y las tribus de Rubén, de Gad, de Aser, de Zabulón, de Dan y de Neftalí subirán al monte Ebal y proclamarán una maldición.

14 »Entonces los levitas dirán con voz potente a todo el pueblo de Israel:

15 “Maldito todo el que talle o funda un ídolo y lo erija en secreto. Esos ídolos, productos de artesanos, son detestables al Señor”.

Y todo el pueblo responderá: “¡Amén!”.

16 “Maldito todo el que deshonre a su padre o a su madre”.

Y todo el pueblo responderá: “¡Amén!”.

17 “Maldito todo el que robe terreno a su vecino cambiando de lugar los límites de su propiedad”.

Y todo el pueblo responderá: “¡Amén!”.

18 “Maldito todo el que desvíe a un ciego de su camino”.

Y todo el pueblo responderá: “¡Amén!”.

19 “Maldito todo el que se niegue a hacer justicia al extranjero, al huérfano o a la viuda”.

Y todo el pueblo responderá: “¡Amén!”.

20 “Maldito todo el que tenga relaciones sexuales con alguna esposa de su padre, porque ese acto es una deshonra al padre”.

Y todo el pueblo responderá: “¡Amén!”.

21 “Maldito todo el que tenga relaciones sexuales con un animal”.

Y todo el pueblo responderá: “¡Amén!”.

22 “Maldito todo el que tenga relaciones sexuales con su hermana, tanto por parte de padre como de madre”.

Y todo el pueblo responderá: “¡Amén!”.

23 “Maldito todo el que tenga relaciones sexuales con su suegra”.

Y todo el pueblo responderá: “¡Amén!”.

24 “Maldito todo el que ataque a su vecino en secreto”.

Y todo el pueblo responderá: “¡Amén!”.

25 “Maldito todo el que acepte un pago para matar a un inocente”.

Y todo el pueblo responderá: “¡Amén!”.

26 “Maldito todo el que no acepte ni obedezca las condiciones de estas instrucciones”.

Y todo el pueblo responderá: “¡Amén!”.

 

Lucas 10:38-11:13

Jesús visita a Marta y a María

38 Durante el viaje a Jerusalén, Jesús y sus discípulos llegaron a cierta aldea donde una mujer llamada Marta los recibió en su casa. 39 Su hermana María se sentó a los pies del Señor a escuchar sus enseñanzas, 40 pero Marta estaba distraída con los preparativos para la gran cena. Entonces se acercó a Jesús y le dijo:

—Maestro, ¿no te parece injusto que mi hermana esté aquí sentada mientras yo hago todo el trabajo? Dile que venga a ayudarme.

41 El Señor le dijo:

—Mi apreciada Marta, ¡estás preocupada y tan inquieta con todos los detalles! 42 Hay una sola cosa por la que vale la pena preocuparse. María la ha descubierto, y nadie se la quitará.

 

Enseñanza acerca de la oración

11 Una vez, Jesús estaba orando en cierto lugar. Cuando terminó, uno de sus discípulos se le acercó y le dijo:

—Señor, enséñanos a orar, así como Juan les enseñó a sus discípulos.

Jesús dijo:

—Deberían orar de la siguiente manera:[a]

Padre, que siempre sea santificado tu nombre.
    Que tu reino venga pronto.
Danos cada día el alimento que necesitamos[b]
y perdónanos nuestros pecados,
    así como nosotros perdonamos a los que pecan contra nosotros.
Y no permitas que cedamos ante la tentación.[c]

Luego utilizó la siguiente historia para enseñarles más acerca de la oración: «Supongan que uno de ustedes va a la casa de un amigo a medianoche para pedirle que le preste tres panes. Le dices: “Acaba de llegar de visita un amigo mío y no tengo nada para darle de comer”. Supongan que ese amigo grita desde el dormitorio: “No me molestes. La puerta ya está cerrada, y mi familia y yo estamos acostados. No puedo ayudarte”. Les digo que, aunque no lo haga por amistad, si sigues tocando a la puerta el tiempo suficiente, él se levantará y te dará lo que necesitas debido a tu audaz insistencia.[d]

»Así que les digo, sigan pidiendo y recibirán lo que piden; sigan buscando y encontrarán; sigan llamando, y la puerta se les abrirá. 10 Pues todo el que pide, recibe; todo el que busca, encuentra; y a todo el que llama, se le abrirá la puerta.

11 »Ustedes, los que son padres, si sus hijos les piden[e] un pescado, ¿les dan una serpiente en su lugar? 12 O si les piden un huevo, ¿les dan un escorpión? ¡Claro que no! 13 Así que si ustedes, gente pecadora, saben dar buenos regalos a sus hijos, cuánto más su Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes lo pidan».

 

 

Sal 76:1-12

Dios recibe honra en Judá;
    su nombre es grande en Israel.
Jerusalén[a] es el lugar donde habita;
    el monte Sión es su hogar.
Allí quebró las flechas encendidas del enemigo,
    los escudos, las espadas y las armas de guerra. Interludio

Tú eres glorioso y superas en majestad
    a las montañas eternas.[b]
Nuestros enemigos más audaces fueron saqueados
    y yacen ante nosotros en el sueño de la muerte.
    No hay guerrero que pueda levantarse contra nosotros.
A la ráfaga de tu aliento, oh Dios de Jacob,
    sus caballos y carros de guerra quedan inmóviles.

¡Con razón eres tan temido!
    ¿Quién puede quedar en pie ante ti cuando estalla tu ira?
Desde el cielo sentenciaste a tus enemigos;
    la tierra tembló y permaneció en silencio delante de ti.
Te levantas para juzgar a los que hacen lo malo, oh Dios,
    y para rescatar a los oprimidos de la tierra. Interludio

10 La rebeldía del ser humano sólo resalta tu gloria,
    porque tú la usas como un arma.[c]

11 Haz votos al Señor tu Dios y cúmplelos;
    que todos le lleven tributo al Temible.
12 Él quiebra el orgullo de los príncipes,
    y los reyes de la tierra le temen.

 

 

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