Números
15:17-41
17 Además, el Señor le
dijo a Moisés: 18 «Da
las siguientes instrucciones al pueblo de Israel: cuando lleguen a la tierra
donde los llevo 19 y
coman de los cultivos que crecen allí, separarán una parte de ellos como ofrenda
sagrada alSeñor. 20 De
la primera harina molida, presenten un pan y sepárenlo como ofrenda sagrada,
como lo hacen con el primer grano del campo de trillar. 21 En
todas las generaciones venideras, cada año, presentarán una ofrenda sagrada al Señor de
la primera harina molida.
22 »Pero supongamos que ustedes, sin intención, no llevan a cabo todos
estos mandatos que el Señor les
dio por medio de Moisés. 23 Y
supongamos que en el futuro sus descendientes no hacen todo lo que el Señor les
ordenó por medio de Moisés. 24 Si
el error se cometiera involuntariamente y la comunidad no se diera cuenta de
ello, toda la comunidad presentará un becerro como ofrenda quemada, como un
aroma agradable al Señor.
Esta ofrenda se ofrecerá juntamente con la ofrenda obligatoria de grano y la
ofrenda líquida, y con un chivo como ofrenda por el pecado. 25 Con
esta ofrenda, el sacerdote purificará a toda la comunidad de Israel; de esa
manera los hará justos ante el Señor y
quedarán perdonados. Pues fue un pecado sin intención y lo corrigieron con sus
ofrendas al Señor:
la ofrenda especial y la ofrenda por el pecado. 26 Toda
la comunidad de Israel será perdonada, incluidos los extranjeros que vivan entre
ustedes, porque todo el pueblo estaba involucrado en el pecado.
27 »Si un individuo comete un pecado involuntariamente, la persona
culpable llevará una cabra de un año como ofrenda por el pecado. 28 El
sacerdote la sacrificará para purificar a la
persona culpable ante el Señor,
y la persona será perdonada. 29 Estas
mismas instrucciones se aplican tanto a los israelitas de nacimiento como a los
extranjeros que viven entre ustedes.
30 »Sin embargo, aquellos que descaradamente violen la voluntad del Señor,
sean israelitas de nacimiento o extranjeros, blasfeman contra el Señor y
deben ser excluidos de la comunidad. 31 Puesto
que trataron la palabra delSeñor con
desdén y desobedecieron su mandato de manera deliberada, deben ser completamente
excluidos y sufrirán el castigo por su pecado».
Castigo por quebrantar el día de descanso
32 Cierto día, mientras el pueblo de Israel estaba en el desierto,
descubrieron a un hombre que recogía madera durante el día de descanso. 33 Los
que lo encontraron lo llevaron ante Moisés, Aarón y el resto de la comunidad. 34 Lo
mantuvieron bajo vigilancia, pues no sabían qué hacer con él. 35 Entonces
elSeñor le
dijo a Moisés: «¡El hombre debe ser ejecutado! Toda la comunidad lo apedreará
fuera del campamento». 36 Así
que la comunidad entera sacó al hombre del campamento y lo apedrearon a muerte,
tal como el Señor le
había ordenado a Moisés.
Borlas en la ropa
37 Entonces el Señor le
dijo a Moisés: 38 «Da
las siguientes instrucciones al pueblo de Israel: en todas las generaciones
venideras harán borlas al borde de su ropa y las atarán con un cordón azul. 39 Cuando
vean las borlas, recordarán y obedecerán todos los mandatos del Señor,
en lugar de seguir sus propios deseos y contaminarse, tal como es su tendencia. 40 Las
borlas los ayudarán a recordar que deben obedecer todos mis mandatos y ser
santos a su Dios. 41 Yo
soy el Señor su
Dios que los sacó de la tierra de Egipto para ser su Dios. ¡Yo soy el Señor su
Dios!».

Números
16:1-40
Rebelión de Coré
Cierto día, Coré, hijo de Izhar, quien era descendiente de Coat,
hijo de Leví, conspiró con Datán y Abiram, hijos de Eliab, junto con
On, hijo de Pelet de la tribu de Rubén. 2 Ellos
provocaron una rebelión contra Moisés junto con otros doscientos
cincuenta jefes de la comunidad, quienes eran miembros prominentes
de la asamblea. 3 Todos
se unieron contra Moisés y Aarón y les dijeron:
—¡Ustedes han ido demasiado lejos! El Señor santificó
a la comunidad entera de Israel y él está con todos nosotros. ¿Qué
derecho tienen ustedes para actuar como si fueran superiores al
resto del pueblo del Señor?
4 Cuando Moisés oyó lo que decían, cayó rostro en tierra. 5 Entonces
les dijo a Coré y a sus seguidores:
—Mañana por la mañana el Señor nos
mostrará quién le pertenece a él y
quién es santo. El Señor permitirá
la entrada a su presencia solo a quienes él elija. 6 Coré,
tú y tus seguidores preparen sus recipientes para quemar incienso. 7 Mañana
enciendan fuego en ellos y quemen incienso ante el Señor.
Entonces veremos a quién elige el Señor como
su santo. ¡Ustedes, levitas, son los que han ido demasiado lejos!
8 Moisés le habló de nuevo a Coré: «¡Ahora escuchen, levitas! 9 ¿Les
parece de poca importancia que el Dios de Israel los escogiera de
entre toda la comunidad israelita para estar cerca de él de manera
que sirvan en el tabernáculo del Señor y
que estén delante de los israelitas para ministrarles?10 Coré,
él ya les dio este ministerio especial a ti y a tus hermanos
levitas. ¿Ahora también reclaman el sacerdocio? 11 ¡En
realidad es contra el Señor que
tú y tus seguidores se rebelan! Pues, ¿quién es Aarón para que se
quejen de él?».
12 Luego Moisés mandó llamar a Datán y a Abiram, los hijos de
Eliab, pero ellos respondieron: «¡Rehusamos presentarnos ante ti! 13 ¿No
te basta que nos sacaste de Egipto, una tierra donde fluyen la leche
y la miel, para matarnos aquí en este desierto, y que además ahora
nos trates como a tus súbditos?14 Es
más, no nos has llevado a una tierra donde fluyen la leche y la
miel. Ni nos has dado una nueva patria con campos y viñedos.
¿Intentas engañar a estos hombres? ¡Nosotros
no iremos!».
15 Entonces Moisés se enojó mucho y le dijo al Señor:
«¡No aceptes sus ofrendas de grano! Yo no les he quitado ni siquiera
un burro, ni jamás he lastimado a ninguno de ellos». 16 Y
Moisés le dijo a Coré: «Tú y tus seguidores deberán venir aquí
mañana y presentarse ante el Señor.
Aarón también estará presente. 17 Tú
y cada uno de tus doscientos cincuenta seguidores deberán preparar
un incensario y ponerle incienso para que todos puedan presentarlos
ante el Señor.
Aarón también llevará el suyo».
18 Así que cada hombre preparó un recipiente para quemar
incienso, lo encendió y le puso incienso. Después se presentaron a
la entrada del tabernáculo con
Moisés y Aarón. 19 Mientras
tanto, Coré había incitado a toda la comunidad contra Moisés y
Aarón, y todos se reunieron a la entrada del tabernáculo. Entonces
la gloriosa presencia del Señor se
apareció ante toda la comunidad. 20 Y
el Señor les
dijo a Moisés y a Aarón:
21 —¡Aléjense de todas estas personas para que pueda
destruirlas en el acto!
22 Pero Moisés y Aarón cayeron rostro en tierra y rogaron:
—¡Oh Dios, tú eres el Dios que da aliento a todas las criaturas!
¿Tienes que enojarte con todo el pueblo cuando solo un hombre peca?
23 Y el Señor le
dijo a Moisés:
24 —Entonces dile a todo el pueblo que se aleje de las carpas
de Coré, Datán y Abiram.
25 Así que Moisés se levantó y fue a toda prisa hasta las
carpas de Datán y Abiram, seguido por los ancianos de Israel. 26 «¡Rápido!
—le dijo a la gente—, aléjense de las carpas de estos hombres
perversos y no toquen ninguna de sus pertenencias. De lo contrario,
serán destruidos por el pecado de ellos».27 Entonces
todo el pueblo se alejó de las carpas de Coré, Datán y Abiram. Pero
Datán y Abiram salieron y esperaron de pie a la entrada de sus
carpas, junto con sus esposas, sus hijos y sus pequeños.
28 Y Moisés les dijo: «Esta es la manera en que sabrán que el Señor me
ha enviado a realizar todas estas cosas, pues no las he hecho por mi
propia cuenta. 29 Si
estos hombres mueren de muerte natural o si nada fuera de lo común
les sucede, entonces el Señor no
me ha enviado; 30 pero
si el Señorhace
algo totalmente nuevo y la tierra abre su boca y se los traga con
todas sus pertenencias y descienden vivos a la tumba, entonces
ustedes sabrán que estos hombres mostraron desprecio por el Señor».
31 Apenas Moisés terminó de decir estas palabras, la tierra
repentinamente se abrió debajo de ellos. 32 La
tierra abrió la boca y se tragó a los hombres, junto con todos los
de su casa y todos sus seguidores que estaban junto a ellos y todo
lo que poseían. 33 Así
que descendieron vivos a la tumba, junto con todas sus pertenencias.
La tierra se cerró encima de ellos y desaparecieron de entre el
pueblo de Israel; 34 y
toda la gente que los rodeaba huyó cuando oyeron sus gritos. «¡La
tierra nos tragará a nosotros también!», exclamaron. 35 Entonces
un fuego ardiente salió del Señor y
consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían incienso.
36 El Señor le
dijo a Moisés: 37 «Dile
a Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, que saque todos los incensarios
del fuego, porque son santos. También dile que esparza los carbones
encendidos. 38 Toma
los incensarios de estos hombres que pecaron a costa de sus vidas, y
de ese metal elabora láminas a martillo para recubrir el altar. Como
estos incensarios se usaron en la presencia delSeñor,
ya son santos. Que sirvan como advertencia al pueblo de Israel».
39 Así que Eleazar, el sacerdote, recuperó los doscientos
cincuenta incensarios de bronce usados por los hombres que murieron
en el fuego y del bronce se elaboró una lámina a martillo para
recubrir el altar. 40 Esta
lámina serviría de advertencia a los israelitas para que nadie que
no fuera autorizado —nadie que no fuera descendiente de Aarón—
entrara jamás a la presencia del Señorpara
quemar incienso. Si alguien lo hiciera, le sucedería lo mismo que a
Coré y a sus seguidores. Entonces cumplieron las instrucciones que
el Señor le
dio a Moisés.

Marcos 15
Juicio de Jesús ante Pilato
Muy temprano por la mañana, los principales sacerdotes, los ancianos
y los maestros de la ley religiosa —todo el Concilio Supremo—
se reunieron para hablar del próximo paso. Ataron a Jesús, se lo
llevaron y lo entregaron a Pilato, el gobernador romano.
2 Pilato le preguntó a Jesús:
—¿Eres tú el rey de los judíos?
—Tú lo has dicho —contestó
Jesús.
3 Entonces los principales sacerdotes siguieron acusándolo de
muchos delitos,4 y
Pilato le preguntó: «¿No vas a contestarles? ¿Qué me dices de las
acusaciones que presentan en tu contra?». 5 Entonces,
para sorpresa de Pilato, Jesús no dijo nada.
6 Ahora bien, era costumbre del gobernador poner en libertad a
un preso cada año, durante la celebración de la Pascua, el que la
gente pidiera. 7 Uno
de los presos en ese tiempo era Barrabás, un revolucionario que
había cometido un asesinato durante un levantamiento. 8 La
multitud acudió a Pilato y le pidió que soltara a un preso como era
la costumbre.
9 «¿Quieren que les deje en libertad a este “rey de los
judíos”?», preguntó Pilato. 10 (Pues
ya se había dado cuenta de que los principales sacerdotes habían
arrestado a Jesús por envidia). 11 Sin
embargo, en ese momento, los principales sacerdotes incitaron a la
multitud para que exigiera la libertad de Barrabás en lugar de la de
Jesús. 12 Pilato
les preguntó:
—Entonces, ¿qué hago con este hombre al que ustedes llaman rey de
los judíos?
13 —¡Crucifícalo! —le contestaron a gritos.
14 —¿Por qué? —insistió Pilato—. ¿Qué crimen ha cometido?
Pero la turba rugió aún más fuerte:
—¡Crucifícalo!
15 Entonces Pilato, para calmar a la multitud, dejó a Barrabás
en libertad. Y mandó azotar a Jesús con un látigo que tenía puntas
de plomo, y después lo entregó a los soldados romanos para que lo
crucificaran.
Los soldados se burlan de Jesús
16 Los soldados llevaron a Jesús al patio del cuartel general
del gobernador (llamado el pretorio) y llamaron a todo el
regimiento. 17 Lo
vistieron con un manto púrpura y armaron una corona con ramas de
espinos y se la pusieron en la cabeza. 18 Entonces
lo saludaban y se mofaban: «¡Viva el rey de los judíos!». 19 Y
lo golpeaban en la cabeza con una caña de junco, le escupían y se
ponían de rodillas para adorarlo burlonamente. 20 Cuando
al fin se cansaron de hacerle burla, le quitaron el manto púrpura y
volvieron a ponerle su propia ropa. Luego lo llevaron para
crucificarlo.
La crucifixión
21 Un hombre llamado Simón, que pasaba por allí pero era de
Cirene, venía
del campo justo en ese momento, y los soldados lo obligaron a llevar
la cruz de Jesús. (Simón era el padre de Alejandro y de Rufo). 22 Y
llevaron a Jesús a un lugar llamado Gólgota (que significa «Lugar de
la Calavera»). 23 Le
ofrecieron vino mezclado con mirra, pero él lo rechazó.
24 Después los soldados lo clavaron en la cruz. Dividieron su
ropa y tiraron los dados para
ver quién se quedaba con cada prenda. 25 Eran
las nueve de la mañana cuando lo crucificaron. 26 Un
letrero anunciaba el cargo en su contra. Decía: «El Rey de los
judíos». 27 Con
él crucificaron a dos revolucionarios,uno
a su derecha y otro a su izquierda.
29 La gente que pasaba por allí gritaba insultos y movía la
cabeza en forma burlona. «¡Eh! ¡Pero mírate ahora! —le gritaban—.
Dijiste que ibas a destruir el templo y a reconstruirlo en tres
días. 30 ¡Muy
bien, sálvate a ti mismo y bájate de la cruz!».
31 Los principales sacerdotes y los maestros de la ley
religiosa también se burlaban de Jesús. «Salvó a otros —se mofaban—,
¡pero no puede salvarse a sí mismo! 32 ¡Que
este Mesías, este Rey de Israel, baje de la cruz para que podamos
verlo y creerle!». Hasta los hombres que estaban crucificados con
Jesús se burlaban de él.
Muerte de Jesús
33 Al mediodía, la tierra se llenó de oscuridad hasta las tres
de la tarde.34 Luego,
a las tres de la tarde, Jesús clamó con voz fuerte: «Eloi,
Eloi, ¿lema sabactani?», que
significa «Dios
mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?».
35 Algunos que pasaban por allí entendieron mal y pensaron que
estaba llamando al profeta Elías. 36 Uno
de ellos corrió y empapó una esponja en vino agrio, la puso sobre
una caña de junco y la levantó para que él pudiera beber. «¡Esperen!
—dijo—. ¡A ver si Elías viene a bajarlo!».
37 Entonces Jesús soltó otro fuerte grito y dio su último
suspiro. 38 Y
la cortina del santuario del templo se rasgó en dos, de arriba
abajo.
39 El oficial romano que
estaba frente a él, al
ver cómo había muerto, exclamó: «¡Este hombre era verdaderamente el
Hijo de Dios!».
40 Algunas mujeres miraban de lejos, entre ellas, María
Magdalena, María (la madre de Santiago el menor y de José),
y Salomé. 41 Eran
seguidoras de Jesús y lo habían cuidado mientras estaba en Galilea.
También estaban allí muchas otras mujeres que habían venido con él a
Jerusalén.
Entierro de Jesús
42 Todo eso sucedió el viernes —el día de preparación—
anterior al día de descanso. Al acercarse la noche, 43 José
de Arimatea se arriesgó y fue a ver a Pilato y pidió el cuerpo de
Jesús. (José era miembro honorable del Concilio Supremo y esperaba
la venida del reino de Dios). 44 Pilato
no podía creer que Jesús ya hubiera muerto, así que llamó al oficial
romano y le preguntó si ya había muerto. 45 El
oficial lo confirmó, así que Pilato le dijo a José que podía
llevarse el cuerpo. 46 José
compró un largo lienzo de lino. Luego bajó el cuerpo de Jesús de la
cruz, lo envolvió en el lienzo y lo colocó en una tumba que había
sido tallada en la roca. Después hizo rodar una piedra en la
entrada.47 María
Magdalena y María, la madre de José, vieron dónde ponían el cuerpo
de Jesús.


Salmos
54
1
Para el director del coro: salmo de
David, acerca de cuando los zifeos fueron a decirle a Saúl:
«Sabemos dónde se esconde David». Acompáñese con instrumentos de
cuerda.
1 ¡Ven con tu gran poder, oh Dios, y rescátame!
Defiéndeme
con tu poder.
2 Escucha mi oración, oh Dios;
presta
atención a mi ruego.
3 Pues me atacan desconocidos;
gente
violenta trata de matarme.
No
les importa Dios en lo más mínimo. Interludio
4 Pero Dios es mi ayudador;
¡el
Señor me mantiene con vida!
5 Que los planes malvados de mis enemigos se tornen en
su contra;
haz
lo que prometiste y acaba con ellos.
6 Sacrificaré una ofrenda voluntaria a ti;
alabaré
tu nombre,
porque
es bueno, oh Señor.
7 Pues me libraste de mis dificultades
y
me ayudaste a triunfar sobre mis enemigos.
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