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11 de Marzo
 

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Números 15:17-41

17 Además, el Señor le dijo a Moisés: 18 «Da las siguientes instrucciones al pueblo de Israel: cuando lleguen a la tierra donde los llevo 19 y coman de los cultivos que crecen allí, separarán una parte de ellos como ofrenda sagrada alSeñor. 20 De la primera harina molida, presenten un pan y sepárenlo como ofrenda sagrada, como lo hacen con el primer grano del campo de trillar. 21 En todas las generaciones venideras, cada año, presentarán una ofrenda sagrada al Señor de la primera harina molida.

22 »Pero supongamos que ustedes, sin intención, no llevan a cabo todos estos mandatos que el Señor les dio por medio de Moisés. 23 Y supongamos que en el futuro sus descendientes no hacen todo lo que el Señor les ordenó por medio de Moisés. 24 Si el error se cometiera involuntariamente y la comunidad no se diera cuenta de ello, toda la comunidad presentará un becerro como ofrenda quemada, como un aroma agradable al Señor. Esta ofrenda se ofrecerá juntamente con la ofrenda obligatoria de grano y la ofrenda líquida, y con un chivo como ofrenda por el pecado. 25 Con esta ofrenda, el sacerdote purificará a toda la comunidad de Israel; de esa manera los hará justos ante el Señor[g] y quedarán perdonados. Pues fue un pecado sin intención y lo corrigieron con sus ofrendas al Señor: la ofrenda especial y la ofrenda por el pecado. 26 Toda la comunidad de Israel será perdonada, incluidos los extranjeros que vivan entre ustedes, porque todo el pueblo estaba involucrado en el pecado.

27 »Si un individuo comete un pecado involuntariamente, la persona culpable llevará una cabra de un año como ofrenda por el pecado. 28 El sacerdote la sacrificará para purificar a[h] la persona culpable ante el Señor, y la persona será perdonada. 29 Estas mismas instrucciones se aplican tanto a los israelitas de nacimiento como a los extranjeros que viven entre ustedes.

30 »Sin embargo, aquellos que descaradamente violen la voluntad del Señor, sean israelitas de nacimiento o extranjeros, blasfeman contra el Señor y deben ser excluidos de la comunidad. 31 Puesto que trataron la palabra delSeñor con desdén y desobedecieron su mandato de manera deliberada, deben ser completamente excluidos y sufrirán el castigo por su pecado».

Castigo por quebrantar el día de descanso

32 Cierto día, mientras el pueblo de Israel estaba en el desierto, descubrieron a un hombre que recogía madera durante el día de descanso. 33 Los que lo encontraron lo llevaron ante Moisés, Aarón y el resto de la comunidad. 34 Lo mantuvieron bajo vigilancia, pues no sabían qué hacer con él. 35 Entonces elSeñor le dijo a Moisés: «¡El hombre debe ser ejecutado! Toda la comunidad lo apedreará fuera del campamento». 36 Así que la comunidad entera sacó al hombre del campamento y lo apedrearon a muerte, tal como el Señor le había ordenado a Moisés.

Borlas en la ropa

37 Entonces el Señor le dijo a Moisés: 38 «Da las siguientes instrucciones al pueblo de Israel: en todas las generaciones venideras harán borlas al borde de su ropa y las atarán con un cordón azul. 39 Cuando vean las borlas, recordarán y obedecerán todos los mandatos del Señor, en lugar de seguir sus propios deseos y contaminarse, tal como es su tendencia. 40 Las borlas los ayudarán a recordar que deben obedecer todos mis mandatos y ser santos a su Dios. 41 Yo soy el Señor su Dios que los sacó de la tierra de Egipto para ser su Dios. ¡Yo soy el Señor su Dios!».

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Números 16:1-40

Rebelión de Coré

Cierto día, Coré, hijo de Izhar, quien era descendiente de Coat, hijo de Leví, conspiró con Datán y Abiram, hijos de Eliab, junto con On, hijo de Pelet de la tribu de Rubén. Ellos provocaron una rebelión contra Moisés junto con otros doscientos cincuenta jefes de la comunidad, quienes eran miembros prominentes de la asamblea. Todos se unieron contra Moisés y Aarón y les dijeron:

—¡Ustedes han ido demasiado lejos! El Señor santificó a la comunidad entera de Israel y él está con todos nosotros. ¿Qué derecho tienen ustedes para actuar como si fueran superiores al resto del pueblo del Señor?

Cuando Moisés oyó lo que decían, cayó rostro en tierra. Entonces les dijo a Coré y a sus seguidores:

—Mañana por la mañana el Señor nos mostrará quién le pertenece a él[a] y quién es santo. El Señor permitirá la entrada a su presencia solo a quienes él elija. Coré, tú y tus seguidores preparen sus recipientes para quemar incienso. Mañana enciendan fuego en ellos y quemen incienso ante el Señor. Entonces veremos a quién elige el Señor como su santo. ¡Ustedes, levitas, son los que han ido demasiado lejos!

Moisés le habló de nuevo a Coré: «¡Ahora escuchen, levitas! ¿Les parece de poca importancia que el Dios de Israel los escogiera de entre toda la comunidad israelita para estar cerca de él de manera que sirvan en el tabernáculo del Señor y que estén delante de los israelitas para ministrarles?10 Coré, él ya les dio este ministerio especial a ti y a tus hermanos levitas. ¿Ahora también reclaman el sacerdocio? 11 ¡En realidad es contra el Señor que tú y tus seguidores se rebelan! Pues, ¿quién es Aarón para que se quejen de él?».

12 Luego Moisés mandó llamar a Datán y a Abiram, los hijos de Eliab, pero ellos respondieron: «¡Rehusamos presentarnos ante ti! 13 ¿No te basta que nos sacaste de Egipto, una tierra donde fluyen la leche y la miel, para matarnos aquí en este desierto, y que además ahora nos trates como a tus súbditos?14 Es más, no nos has llevado a una tierra donde fluyen la leche y la miel. Ni nos has dado una nueva patria con campos y viñedos. ¿Intentas engañar a estos hombres?[b] ¡Nosotros no iremos!».

15 Entonces Moisés se enojó mucho y le dijo al Señor: «¡No aceptes sus ofrendas de grano! Yo no les he quitado ni siquiera un burro, ni jamás he lastimado a ninguno de ellos». 16 Y Moisés le dijo a Coré: «Tú y tus seguidores deberán venir aquí mañana y presentarse ante el Señor. Aarón también estará presente. 17 Tú y cada uno de tus doscientos cincuenta seguidores deberán preparar un incensario y ponerle incienso para que todos puedan presentarlos ante el Señor. Aarón también llevará el suyo».

18 Así que cada hombre preparó un recipiente para quemar incienso, lo encendió y le puso incienso. Después se presentaron a la entrada del tabernáculo[c] con Moisés y Aarón. 19 Mientras tanto, Coré había incitado a toda la comunidad contra Moisés y Aarón, y todos se reunieron a la entrada del tabernáculo. Entonces la gloriosa presencia del Señor se apareció ante toda la comunidad. 20 Y el Señor les dijo a Moisés y a Aarón:

21 —¡Aléjense de todas estas personas para que pueda destruirlas en el acto!

22 Pero Moisés y Aarón cayeron rostro en tierra y rogaron:

—¡Oh Dios, tú eres el Dios que da aliento a todas las criaturas! ¿Tienes que enojarte con todo el pueblo cuando solo un hombre peca?

23 Y el Señor le dijo a Moisés:

24 —Entonces dile a todo el pueblo que se aleje de las carpas de Coré, Datán y Abiram.

25 Así que Moisés se levantó y fue a toda prisa hasta las carpas de Datán y Abiram, seguido por los ancianos de Israel. 26 «¡Rápido! —le dijo a la gente—, aléjense de las carpas de estos hombres perversos y no toquen ninguna de sus pertenencias. De lo contrario, serán destruidos por el pecado de ellos».27 Entonces todo el pueblo se alejó de las carpas de Coré, Datán y Abiram. Pero Datán y Abiram salieron y esperaron de pie a la entrada de sus carpas, junto con sus esposas, sus hijos y sus pequeños.

28 Y Moisés les dijo: «Esta es la manera en que sabrán que el Señor me ha enviado a realizar todas estas cosas, pues no las he hecho por mi propia cuenta. 29 Si estos hombres mueren de muerte natural o si nada fuera de lo común les sucede, entonces el Señor no me ha enviado; 30 pero si el Señorhace algo totalmente nuevo y la tierra abre su boca y se los traga con todas sus pertenencias y descienden vivos a la tumba,[d] entonces ustedes sabrán que estos hombres mostraron desprecio por el Señor».

31 Apenas Moisés terminó de decir estas palabras, la tierra repentinamente se abrió debajo de ellos. 32 La tierra abrió la boca y se tragó a los hombres, junto con todos los de su casa y todos sus seguidores que estaban junto a ellos y todo lo que poseían. 33 Así que descendieron vivos a la tumba, junto con todas sus pertenencias. La tierra se cerró encima de ellos y desaparecieron de entre el pueblo de Israel; 34 y toda la gente que los rodeaba huyó cuando oyeron sus gritos. «¡La tierra nos tragará a nosotros también!», exclamaron. 35 Entonces un fuego ardiente salió del Señor y consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían incienso.

36 [e]El Señor le dijo a Moisés: 37 «Dile a Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, que saque todos los incensarios del fuego, porque son santos. También dile que esparza los carbones encendidos. 38 Toma los incensarios de estos hombres que pecaron a costa de sus vidas, y de ese metal elabora láminas a martillo para recubrir el altar. Como estos incensarios se usaron en la presencia delSeñor, ya son santos. Que sirvan como advertencia al pueblo de Israel».

39 Así que Eleazar, el sacerdote, recuperó los doscientos cincuenta incensarios de bronce usados por los hombres que murieron en el fuego y del bronce se elaboró una lámina a martillo para recubrir el altar. 40 Esta lámina serviría de advertencia a los israelitas para que nadie que no fuera autorizado —nadie que no fuera descendiente de Aarón— entrara jamás a la presencia del Señorpara quemar incienso. Si alguien lo hiciera, le sucedería lo mismo que a Coré y a sus seguidores. Entonces cumplieron las instrucciones que el Señor le dio a Moisés.

 

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Marcos 15

Juicio de Jesús ante Pilato

Muy temprano por la mañana, los principales sacerdotes, los ancianos y los maestros de la ley religiosa —todo el Concilio Supremo[a]— se reunieron para hablar del próximo paso. Ataron a Jesús, se lo llevaron y lo entregaron a Pilato, el gobernador romano.

Pilato le preguntó a Jesús:

—¿Eres tú el rey de los judíos?

—Tú lo has dicho —contestó Jesús.

Entonces los principales sacerdotes siguieron acusándolo de muchos delitos,y Pilato le preguntó: «¿No vas a contestarles? ¿Qué me dices de las acusaciones que presentan en tu contra?». Entonces, para sorpresa de Pilato, Jesús no dijo nada.

Ahora bien, era costumbre del gobernador poner en libertad a un preso cada año, durante la celebración de la Pascua, el que la gente pidiera. Uno de los presos en ese tiempo era Barrabás, un revolucionario que había cometido un asesinato durante un levantamiento. La multitud acudió a Pilato y le pidió que soltara a un preso como era la costumbre.

«¿Quieren que les deje en libertad a este “rey de los judíos”?», preguntó Pilato. 10 (Pues ya se había dado cuenta de que los principales sacerdotes habían arrestado a Jesús por envidia). 11 Sin embargo, en ese momento, los principales sacerdotes incitaron a la multitud para que exigiera la libertad de Barrabás en lugar de la de Jesús. 12 Pilato les preguntó:

—Entonces, ¿qué hago con este hombre al que ustedes llaman rey de los judíos?

13 —¡Crucifícalo! —le contestaron a gritos.

14 —¿Por qué? —insistió Pilato—. ¿Qué crimen ha cometido?

Pero la turba rugió aún más fuerte:

—¡Crucifícalo!

15 Entonces Pilato, para calmar a la multitud, dejó a Barrabás en libertad. Y mandó azotar a Jesús con un látigo que tenía puntas de plomo, y después lo entregó a los soldados romanos para que lo crucificaran.

Los soldados se burlan de Jesús

16 Los soldados llevaron a Jesús al patio del cuartel general del gobernador (llamado el pretorio) y llamaron a todo el regimiento. 17 Lo vistieron con un manto púrpura y armaron una corona con ramas de espinos y se la pusieron en la cabeza. 18 Entonces lo saludaban y se mofaban: «¡Viva el rey de los judíos!». 19 Y lo golpeaban en la cabeza con una caña de junco, le escupían y se ponían de rodillas para adorarlo burlonamente. 20 Cuando al fin se cansaron de hacerle burla, le quitaron el manto púrpura y volvieron a ponerle su propia ropa. Luego lo llevaron para crucificarlo.

La crucifixión

21 Un hombre llamado Simón, que pasaba por allí pero era de Cirene,[b] venía del campo justo en ese momento, y los soldados lo obligaron a llevar la cruz de Jesús. (Simón era el padre de Alejandro y de Rufo). 22 Y llevaron a Jesús a un lugar llamado Gólgota (que significa «Lugar de la Calavera»). 23 Le ofrecieron vino mezclado con mirra, pero él lo rechazó.

24 Después los soldados lo clavaron en la cruz. Dividieron su ropa y tiraron los dados[c] para ver quién se quedaba con cada prenda. 25 Eran las nueve de la mañana cuando lo crucificaron. 26 Un letrero anunciaba el cargo en su contra. Decía: «El Rey de los judíos». 27 Con él crucificaron a dos revolucionarios,[d]uno a su derecha y otro a su izquierda.[e]

29 La gente que pasaba por allí gritaba insultos y movía la cabeza en forma burlona. «¡Eh! ¡Pero mírate ahora! —le gritaban—. Dijiste que ibas a destruir el templo y a reconstruirlo en tres días. 30 ¡Muy bien, sálvate a ti mismo y bájate de la cruz!».

31 Los principales sacerdotes y los maestros de la ley religiosa también se burlaban de Jesús. «Salvó a otros —se mofaban—, ¡pero no puede salvarse a sí mismo! 32 ¡Que este Mesías, este Rey de Israel, baje de la cruz para que podamos verlo y creerle!». Hasta los hombres que estaban crucificados con Jesús se burlaban de él.

Muerte de Jesús

33 Al mediodía, la tierra se llenó de oscuridad hasta las tres de la tarde.34 Luego, a las tres de la tarde, Jesús clamó con voz fuerte: «Eloi, Eloi, ¿lema sabactani?», que significa «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»[f].

35 Algunos que pasaban por allí entendieron mal y pensaron que estaba llamando al profeta Elías. 36 Uno de ellos corrió y empapó una esponja en vino agrio, la puso sobre una caña de junco y la levantó para que él pudiera beber. «¡Esperen! —dijo—. ¡A ver si Elías viene a bajarlo!».

37 Entonces Jesús soltó otro fuerte grito y dio su último suspiro. 38 Y la cortina del santuario del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.

39 El oficial romano[g] que estaba frente a él,[h] al ver cómo había muerto, exclamó: «¡Este hombre era verdaderamente el Hijo de Dios!».

40 Algunas mujeres miraban de lejos, entre ellas, María Magdalena, María (la madre de Santiago el menor y de José[i]), y Salomé. 41 Eran seguidoras de Jesús y lo habían cuidado mientras estaba en Galilea. También estaban allí muchas otras mujeres que habían venido con él a Jerusalén.

Entierro de Jesús

42 Todo eso sucedió el viernes —el día de preparación[j]— anterior al día de descanso. Al acercarse la noche, 43 José de Arimatea se arriesgó y fue a ver a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. (José era miembro honorable del Concilio Supremo y esperaba la venida del reino de Dios). 44 Pilato no podía creer que Jesús ya hubiera muerto, así que llamó al oficial romano y le preguntó si ya había muerto. 45 El oficial lo confirmó, así que Pilato le dijo a José que podía llevarse el cuerpo. 46 José compró un largo lienzo de lino. Luego bajó el cuerpo de Jesús de la cruz, lo envolvió en el lienzo y lo colocó en una tumba que había sido tallada en la roca. Después hizo rodar una piedra en la entrada.47 María Magdalena y María, la madre de José, vieron dónde ponían el cuerpo de Jesús.

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Salmos 54

1

Para el director del coro: salmo[a] de David, acerca de cuando los zifeos fueron a decirle a Saúl: «Sabemos dónde se esconde David». Acompáñese con instrumentos de cuerda.

¡Ven con tu gran poder, oh Dios, y rescátame!
    Defiéndeme con tu poder.
Escucha mi oración, oh Dios;
    presta atención a mi ruego.
Pues me atacan desconocidos;
    gente violenta trata de matarme.
    No les importa Dios en lo más mínimo. Interludio

Pero Dios es mi ayudador;
    ¡el Señor me mantiene con vida!
Que los planes malvados de mis enemigos se tornen en su contra;
    haz lo que prometiste y acaba con ellos.

Sacrificaré una ofrenda voluntaria a ti;
    alabaré tu nombre,
    porque es bueno, oh Señor.
Pues me libraste de mis dificultades
    y me ayudaste a triunfar sobre mis enemigos.

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