Éxodo
30:11-38
Dinero para el tabernáculo
11 Entonces el Señor le
dijo a Moisés: 12 «Cada
vez que hagas un censo del pueblo de Israel, cada hombre contado tendrá que
pagar al Señor un
rescate por sí mismo. Así ninguna plaga herirá a los israelitas cuando los
cuentes.13 Cada
persona contada tendrá que dar una pequeña pieza de plata como ofrenda sagrada
al Señor.
(Este pago es de medio siclo, según
el siclo del santuario, que equivale a veinte geras). 14 Todos
los que hayan cumplido veinte años deben dar esa ofrenda sagrada al Señor. 15 Cuando
presenten esta ofrenda al Señor para
purificar sus vidas y hacerse justos ante él, el
rico no dará más del monto establecido y el pobre no dará menos. 16 Recibe
el dinero del rescate de los israelitas y úsalo para cuidar el tabernáculo. Esto
hará que el Señor se
acuerde de los israelitas y servirá para purificarles su vida».
Instrucciones para el lavamanos
17 Luego el Señor le
dijo a Moisés: 18 «Haz
un lavamanos de bronce con una base también de bronce. Ubícalo entre el
tabernáculo y el altar, y llénalo de agua. 19 Allí
Aarón y sus hijos se lavarán las manos y los pies. 20 Tendrán
que lavarse con agua cada vez que entren al tabernáculo para presentarse delante
del Señor y
también cuando se acerquen al altar para quemar sus ofrendas especiales para el Señor;
de lo contrario, ¡morirán! 21 Tendrán
que lavarse las manos y los pies siempre, o morirán. Esta es una ley perpetua
para Aarón y sus descendientes; tendrán que obedecerla de generación en
generación».
El aceite de la unción
22 Luego el Señor le
dijo a Moisés: 23 «Recoge
especias selectas —seis kilos de mirra pura; tres kilos de canela aromática;
tres kilos de cálamo aromático;24 y
seis kilos de casia—
calculado según el peso del siclo del santuario. Consigue también cuatro litros
de aceite de oliva. 25 Con
la misma técnica que emplea un experto fabricante de incienso, combina estos
ingredientes para elaborar el aceite sagrado de la unción. 26 Utiliza
este aceite sagrado para ungir el tabernáculo, el arca del pacto, 27 la
mesa y todos sus utensilios, el candelabro y todos sus accesorios, el altar del
incienso, 28 el
altar de las ofrendas quemadas y todos sus utensilios, y el lavamanos con su
base.29 Conságralos
para que sean completamente santos. Después todo lo que tenga contacto con estos
objetos se volverá santo.
30 »Unge a Aarón y a sus hijos, a fin de consagrarlos para que me sirvan
como sacerdotes. 31 Y
dile al pueblo de Israel: “Este aceite santo de la unción está reservado para mí
de generación en generación. 32 Nunca
será usado para ungir a ninguna otra persona ni deberán preparar una mezcla
igual para ustedes. Es aceite consagrado y tienen que tratarlo como tal. 33 Cualquiera
que prepare una mezcla igual a esta o unja a alguien que no sea un sacerdote
será excluido de la comunidad”».
El incienso
34 Entonces el Señor le
dijo a Moisés: «Junta especias aromáticas —gotas de resina, caparazón de
moluscos y gálbano— y mezcla estas especias aromáticas con incienso puro, todo
en cantidades iguales. 35 Con
la misma técnica que emplea el fabricante de incienso, combina todas las
especias y rocíalas con sal para producir un incienso puro y santo. 36 Muele
una parte de la mezcla hasta convertirla en un polvo fino y colócalo frente al
arca del pacto, donde
me encontraré contigo en el tabernáculo. Todos deben tratar este incienso como
algo sumamente santo. 37 Nunca
usen la fórmula para elaborar incienso para ustedes; está reservada para el Señor,
y deben tratarlo como algo santo. 38 Cualquiera
que prepare incienso igual a este para uso propio será excluido de la
comunidad».

Éxodo 31
Los artesanos: Bezalel y Aholiab
Luego el Señor le
dijo a Moisés: 2 «Mira,
he escogido específicamente a Bezalel, el hijo de Uri y nieto de Hur,
de la tribu de Judá. 3 Lo
he llenado del Espíritu de Dios y le he dado gran sabiduría,
capacidad y destreza en toda clase de artes manuales y oficios. 4 Es
un maestro artesano, experto en trabajar el oro, la plata y el
bronce. 5 Es
hábil en grabar, en incrustar piedras preciosas y en tallar madera.
¡Es un maestro en todo trabajo artístico!
6 »También he designado personalmente a Aholiab, hijo de
Ahisamac, de la tribu de Dan, para que sea su ayudante. Además, he
dotado de habilidades especiales a todos los expertos artesanos para
que puedan hacer todo lo que te he mandado construir:
7 el tabernáculo;
el arca del pacto;
la tapa del arca: el lugar de la expiación;
todo el mobiliario del tabernáculo;
8 la mesa y sus utensilios;
el candelabro de oro puro con todos sus accesorios;
el altar del incienso;
9 el altar de las ofrendas quemadas con todos sus
utensilios;
el lavamanos con su base;
10 las vestiduras finamente confeccionadas: las vestiduras
sagradas para el sacerdote Aarón y las vestiduras que sus hijos
llevarán puestas cuando ministren como sacerdotes;
11 el aceite de la unción;
y el incienso aromático para el Lugar Santo.
Los artesanos deberán hacer todo tal como yo te he ordenado».
Instrucciones para el día de descanso
12 Después el Señor le
dio a Moisés las siguientes instrucciones: 13 «Diles
a los israelitas: “Asegúrense de guardar mi día de descanso, porque
el día de descanso es una señal del pacto entre ustedes y yo de
generación en generación. Se ha establecido para que sepan que yo
soy el Señor,
quien los hace santos. 14 Deberán
guardar el día de descanso, porque es un día santo para ustedes.
Cualquiera que lo profane será ejecutado; y el que trabaje ese día
será excluido de la comunidad. 15 Tienen
seis días en la semana para hacer su trabajo habitual, pero el
séptimo día será un día de descanso absoluto, un día santo, dedicado
al Señor.
Cualquiera que trabaje el día de descanso será ejecutado. 16 El
pueblo de Israel deberá guardar el día de descanso y conmemorarlo de
generación en generación. Es una obligación del pacto para siempre. 17 Es
una señal perpetua de mi pacto con el pueblo de Israel. Pues en seis
días el Señor hizo
los cielos y la tierra, pero en el séptimo dejó de trabajar y
descansó”».
18 Cuando el Señor terminó
de hablar con Moisés en el monte Sinaí, le dio las dos tablas de
piedra grabadas con las condiciones del pacto, escritas
por el dedo de Dios.

Mateo 26:47-68
Traicionan y arrestan a Jesús
47 Mientras Jesús hablaba, llegó Judas, uno de los doce
discípulos, junto con una multitud de hombres armados con espadas y
palos. Los habían enviado los principales sacerdotes y los ancianos
del pueblo. 48 El
traidor, Judas, había acordado con ellos una señal: «Sabrán a cuál
arrestar cuando lo salude con un beso». 49 Entonces
Judas fue directamente a Jesús.
—¡Saludos, Rabí! —exclamó y le dio el beso.
50 Jesús dijo:
—Amigo mío, adelante, haz lo que viniste a hacer.
Entonces los otros agarraron a Jesús y lo arrestaron; 51 pero
uno de los hombres que estaban con Jesús sacó su espada e hirió al
esclavo del sumo sacerdote cortándole una oreja.
52 «Guarda
tu espada —le dijo
Jesús—. Los
que usan la espada morirán a espada. 53 ¿No
te das cuenta de que yo podría pedirle a mi Padre que enviara miles de
ángeles para que nos protejan, y él los enviaría de inmediato?54 Pero
si lo hiciera, ¿cómo se cumplirían las Escrituras, que describen lo
que tiene que suceder ahora?».
55 Luego Jesús le dijo a la multitud: «¿Acaso
soy un peligroso revolucionario, para que vengan con espadas y palos
para arrestarme? ¿Por qué no me arrestaron en el templo? Estuve
enseñando allí todos los días. 56 Pero
todo esto sucede para que se cumplan las palabras de los profetas
registradas en las Escrituras». En
ese momento, todos los discípulos lo abandonaron y huyeron.
Jesús ante el Concilio
57 Luego la gente que había arrestado a Jesús lo llevó a la
casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde se habían reunido los
maestros de la ley religiosa y los ancianos. 58 Mientras
tanto, Pedro lo siguió de lejos y llegó al patio del sumo sacerdote.
Entró, se sentó con los guardias y esperó para ver cómo acabaría
todo.
59 Adentro, los principales sacerdotes y todo el Concilio
Supremo intentaban
encontrar testigos que mintieran acerca de Jesús para poder
ejecutarlo. 60 Sin
embargo, aunque encontraron a muchos que accedieron a dar un falso
testimonio, no pudieron usar el testimonio de ninguno. Finalmente,
se presentaron dos hombres 61 y
declararon: «Este hombre dijo: “Puedo destruir el templo de Dios y
reconstruirlo en tres días”».
62 Entonces el sumo sacerdote se puso de pie y le dijo a
Jesús: «Bien, ¿no vas a responder a estos cargos? ¿Qué tienes que
decir a tu favor?». 63 Pero
Jesús guardó silencio. Entonces el sumo sacerdote le dijo:
—Te exijo, en el nombre del Dios viviente, que nos digas si eres el
Mesías, el Hijo de Dios.
64 Jesús respondió:
—Tú lo has dicho; y en el futuro verán al Hijo del Hombre sentado en
el lugar de poder, a la derecha de Dios, y
viniendo en las nubes del cielo.
65 Entonces el sumo sacerdote se rasgó las vestiduras en señal
de horror y dijo: «¡Blasfemia! ¿Para qué necesitamos más testigos?
Todos han oído la blasfemia que dijo. 66 ¿Cuál
es el veredicto?».
«¡Culpable! —gritaron—. ¡Merece morir!».
67 Entonces comenzaron a escupirle en la cara a Jesús y a
darle puñetazos. Algunos le daban bofetadas 68 y
se burlaban: «¡Profetízanos, Mesías! ¿Quién te golpeó esta vez?».


Salmos
32
Salmo de David
¡Oh, qué alegría para aquellos
a
quienes se les perdona la desobediencia,
a
quienes se les cubre su pecado!
2 Sí, ¡qué alegría para aquellos
a
quienes el Señor les
borró la culpa de
su cuenta,
los
que llevan una vida de total transparencia!
3 Mientras me negué a confesar mi pecado,
mi
cuerpo se consumió,
y
gemía todo el día.
4 Día y noche tu mano de disciplina pesaba sobre mí;
mi
fuerza se evaporó como agua al calor del verano. Interludio
5 Finalmente te confesé todos mis pecados
y
ya no intenté ocultar mi culpa.
Me dije: «Le confesaré mis rebeliones al Señor»,
¡y
tú me perdonaste! Toda mi culpa desapareció. Interludio
6 Por lo tanto, que todos los justos oren a ti, mientras
aún haya tiempo,
para
que no se ahoguen en las desbordantes aguas del juicio.
7 Pues tú eres mi escondite;
me
proteges de las dificultades
y
me rodeas con canciones de victoria. Interludio
8 El Señor dice:
«Te guiaré por el mejor sendero para tu vida;
te
aconsejaré y velaré por ti.
9 No seas como el mulo o el caballo, que no tienen
entendimiento,
que
necesitan un freno y una brida para mantenerse controlados».
10 Muchos son los dolores de los malvados,
pero
el amor inagotable rodea a los que confían en el Señor.
11 ¡Así que alégrense mucho en el Señor y
estén contentos, ustedes los que le obedecen!
¡Griten
de alegría, ustedes de corazón puro!
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