Los dichos del rey Lemuel
Los dichos del rey Lemuel contienen el siguiente
mensaje, que
le enseñó su madre.
2 Oh hijo mío, oh hijo de mi vientre,
oh
hijo de mis votos,
3 no desperdicies tu vigor con mujeres,
esas
que arruinan a los reyes.
4 No es para los reyes, oh Lemuel, beber mucho
vino.
Los
gobernantes no deberían ansiar bebidas alcohólicas.
5 Pues si beben, podrían olvidarse de la ley
y
no harían justicia a los oprimidos.
6 Las bebidas alcohólicas son para los que se
están muriendo,
y
el vino para los que sufren angustias amargas.
7 Que beban para olvidar su pobreza
y
nunca más se acuerden de sus problemas.
8 Habla a favor de los que no pueden hablar
por sí mismos;
garantiza
justicia para todos los abatidos.
9 Sí, habla a favor de los pobres e
indefensos,
y
asegúrate de que se les haga justicia.
La esposa de carácter noble
10 ¿Quién
podrá encontrar una esposa virtuosa y capaz?
Es
más preciosa que los rubíes.
11 Su marido puede confiar en ella,
y
ella le enriquecerá en gran manera la vida.
12 Esa mujer le hace bien y no mal,
todos
los días de su vida.
13 Ella encuentra lana y lino
y
laboriosamente los hila con sus manos.
14 Es como un barco mercante
que
trae su alimento de lejos.
15 Se levanta de madrugada y prepara el
desayuno para su familia
y
planifica las labores de sus criadas.
16 Va a inspeccionar un campo y lo compra;
con
sus ganancias planta un viñedo.
17 Ella es fuerte y llena de energía
y
es muy trabajadora.
18 Se asegura de que sus negocios tengan
ganancias;
su
lámpara está encendida hasta altas horas de la
noche.
19 Tiene sus manos ocupadas en el hilado,
con
sus dedos tuerce el hilo.
20 Tiende la mano al pobre
y
abre sus brazos al necesitado.
21 Cuando llega el invierno, no teme por su
familia,
porque
todos tienen ropas abrigadas.
22 Ella hace sus propias colchas.
Se
viste con túnicas de lino de alta calidad y
vestiduras de color púrpura.
23 Su esposo es bien conocido en las puertas
de la ciudad,
donde
se sienta junto con los otros líderes del pueblo.
24 Confecciona vestimentas de lino con cintos
y
fajas para vender a los comerciantes.
25 Está vestida de fortaleza y dignidad,
y
se ríe sin temor al futuro.
26 Cuando habla, sus palabras son sabias,
y
da órdenes con bondad.
27 Está atenta a todo lo que ocurre en su
hogar,
y
no sufre las consecuencias de la pereza.
28 Sus hijos se levantan y la bendicen.
Su
marido la alaba:
29 «Hay muchas mujeres virtuosas y capaces en
el mundo,
¡pero
tú las superas a todas!».
30 El encanto es engañoso, y la belleza no
perdura,
pero
la mujer que teme al Señor será
sumamente alabada.
31 Recompénsenla por todo lo que ha hecho.
Que
sus obras declaren en público su alabanza.