El pecado es una enfermedad espiritual que tiene fuertes
paralelismos con la lepra en el mundo natural. En tiempos bíblicos,
la lepra era una enfermedad progresiva, incurable y contagiosa. Era
extremadamente peligroso para la persona afligida aunque sólo una
pequeña área se viera afectada.
¿Por qué la Ley ordenaba exponer a la persona que estaba cubierta de
la enfermedad para ser limpia? Charles Spurgeon señaló un
sorprendente paralelo de la lepra con la conciencia de pecado.
Cuando pensamos que tenemos sólo una mancha de pecado, somos
impuros, pero cuando nos damos cuenta de que estamos totalmente
consumidos por el pecado, podemos ser limpios! Dios quiere que
entendamos que nuestra propia justicia es como "trapos de
inmundicia" (Isaías 64:6). Solamente cuando abandonamos nuestra
pretensión de ser algo "bueno" delante de Dios, Él puede devenir en
nuestro gran Sumo Sacerdote y limpiarnos.
Lástima aquellos que sienten que sólo necesitan a Dios como una
"curita" en sus pecados y no comprenden que están totalmente
consumidos por la temida enfermedad. Vení a Jesús arrepentido,
impotente y sin esperanza. Él hará su pronunciamiento eterno:
"¡Estás limpio!
52 días pasaron, 313 restan. |